MIS TRENECILLOS DE LUJO

Miniaturas Lacalle me ha vuelto a amenazar con el anuncio de una nueva producción de coches de tercera clase de la antigua MZA, pasados posteriormente a Renfe. La tentación es mucha y mi resistencia a la continencia mínima, de manera que ya empieza la cuenta atrás hasta diciembre que es cuando me llegarán los míos, calculo yo.

Para amortiguar la espera voy recurriendo al montaje de pequeñas composiciones, lo más verídicas posibles, con algunos de los coches y vagones de esta marca y otros que, aunque de plástico, puedan mantener el tipo. Son los que llamo trenecillos de lujo. Una satisfacción verlos moverse despacio por mi maqueta.


Esta composición, o parecida, podía contemplares en las líneas del Sur de España hasta bien entrados los años 70 del siglo pasado. Con tres Lacalle, un Mabar y un K-train se puede soñar un ratito, que podría ser mayor si la locomotora no fuera una de las consabidas 030 de Mabar. No porque sean malas, ni feas, sino porque en la variedad está el gusto y aquí la variedad es muy escasa.

Por cierto, le agradecería al señor Lacalle, si es que lee estas líneas, que me enviara sus anuncios en horario diurno si le resultara posible. Le recuerdo que existen personas, entre las que me encuentro, que, por prescripción médica, debemos ingerir ciertas dosis de destilados escoceses hasta un poco más allá de la medianoche. Estas noticias aparecidas de improviso, y con nocturnidad, en un e-mail, alteran el discernimiento y con ello el buen orden de la medicación, por lo que no se recuerda muy bien si el número de dosis ya se ha tomado o no, con el consiguiente riesgo de no haberlo hecho y por prevención hay que repetir las tomas, una o varias, para no caer en el error de la carencia. Aunque no haya riesgo de sobredosis, es conveniente mantener los biorritmos en un orden natural, por lo que le ruego lo tenga presente para próximas ocasiones. Gracias anticipadas.

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