LA LÍNEA DE STEINBERG. ÚLTIMAS CONSIDERACIONES.

Respetando todas las posibilidades y formas que existen de jugar con los trenes a escala, creo que la más correcta es intentar reproducir, con todas las licencias de inexactitud lógicas ya conocidas, la explotación de una vía férrea a ser posible punto a punto. Es lo que he pretendido explicar apoyándome en mi maqueta de Steinberg durante estas entradas. Como es natural, ni es la maqueta perfecta ni se trata de que lo sea. A través de errores y aciertos, he creado un circuito con varias alternativas y posibilidades de circulación que, manteniendo el concepto del punto a punto, admite la posibilidad de que los trenes giren sin parar si se desea. 

Un circuito que comenzó a gestarse en 1982 y que con mínimas variaciones sigue dando juego hasta el momento. Hay que tener en cuenta que en estos años los cambios que se han producido en la industria del modelismo ferroviario han sido enormes. La calidad de reproducción de los modelos, la cantidad y, sobre todo, la implantación del sistema digital han cambiado de una forma radical el concepto de diseño técnico de las maquetas. Aún así, la línea de Steinberg con tracción analógica sigue funcionando como los relojes de cuerda suizos. 

El diseño y construcción de una maqueta no es una tarea ni simple ni sencilla. Elegir de forma adecuada el circuito, el tema, la época, es de la mayor importancia porque a lo largo del proceso de construcción siempre existe un punto de no retorno a partir del cual ya no se puede volver atrás. Pero, a pesar de esto también debemos dejar previstos espacios para futuras modificaciones y/o ampliaciones que tendrán lugar, sin duda, cuando nuestros parques ferroviarios vayan creciendo. Esta necesidad aconseja por una parte ser generoso con la superficie base y, por otra, disponer las vías y edificios de modo que puedan ejecutarse las reformas sin grandes problemas de desmantelamiento.

El esquema de vías y edificios acompañantes debe estar muy bien pensado. Merece la pena dedicarle un tiempo. Estudiar los movimientos de las maniobras para comprobar el espacio necesario y la forma de hacerlas lo más ferroviarias posible. Valorar el tamaño de las composiciones y, en función del mismo, el número de cantones necesarios para que se pueda circular por el circuito con seguridad. La explotación que se vaya a hacer debe ser coherente con todas estas cuestiones previas y con algunas otras como los radios de curvatura, las pendientes máximas, la longitud de los andenes, entre otras. 

No menos importante es la incorporación del paisaje al circuito. Las facilidades actuales para decorar nuestras vías es enorme, existiendo materiales y productos de todo tipo para reproducir de forma acertada la realidad a escala. El nivel de acabado y detalle es mucho mas fácil de conseguir y aporta, aparte de un mayor entretenimiento, una mayor verosimilitud  a nuestras maquetas.

Seguramente en los próximos años la impresión en 3D nos proporcione otro gran cambio en el modelismo. Es una evolución, que no revolución, anunciada y que aportará muchas más facilidades para obtener piezas y modelos más exactos y reales. 

Con independencia de cualquier avance técnico siempre resultará imprescindible conocer estas tres cosas para construir una maqueta correcta: El espacio disponible, la época y el tipo de explotación. Después será necesario sacar provecho del conocimiento, de la técnica y de la capacidad artística del creador. Finalmente, con un poco de suerte, llegaremos a tener una maqueta que nos dé satisfacción durante muchos años. Es lo que le debo a Steinberg. Me temo que con estas entradas tampoco he acabado de pagar esa deuda.