IDAS Y VUELTAS: EL PASO EN CURVA

El radio de las curvas de nuestras instalaciones es, sin duda, una de los mayores problemas con los que tenemos que enfrentarnos al diseñar nuestros circuitos, ya que los radios grandes, que a todos nos gustan, no resultan fáciles de instalar en la mayoría de las maquetas. 


Un radio grande permite ver la composición como en
la realidad. Los coches no sobresalen de la vía.
Por otra parte, las secciones comerciales de vías curvas son todas de radios cortos, lo que tampoco facilita poder reproducir las líneas con una cierta sensación de realidad a no ser que utilicemos vía flexible.

Pero con independencia de estas consideraciones, lo primordial es asumir que el tamaño del radio mínimo que coloquemos en nuestra instalación es el que nos va a determinar con qué modelos y a qué velocidad vamos a poder circular.

Aunque parezca irrelevante hasta la cinemática de los modelos se ve afectada por el tamaño del radio. Un radio pequeño, de 360 mm. solo debe utilizarse para vías industriales, debiendo usar los 400-450 mm. para vías secundarias y a partir de los 600 para vías principales. 

En cada una de estas curvas solo podrán circular unos determinados modelos,  aquellos que su empate lo permita. No sólo por el horroroso efecto de ver sobresalir a los coches de las vías al tomar las curvas, sino porque descarrilarán con una mayor frecuencia, se engancharán los topes y forzarán las cinemáticas.

Tenemos la sensación, cuando construimos nuestras maquetas, que como los vehículos van sobre carriles irán por donde nosotros queramos. Nada más lejos de la realidad. Sin que tengamos que ponernos a analizar las fuerzas que actúan sobre cualquier móvil, es lógico pensar que cuanto menos forcemos su recorrido, más suavemente discurrirá. Por tanto, es el radio de curvatura mínimo el que nos va a definir el tipo de tren que circulará por esa vía. Incluso a qué velocidad lo hará, pero esto lo veremos más adelante en otra entrada.


Aunque las curvas son abiertas, entre curva y 
contracurva existe una zona de transición.
Es frecuente que la falta de espacio nos obligue a realizar "eses" en el trazado de nuestras vías. Deben ser lo más alargadas posible, evitando las contracurvas que suelen facilitar los descarrilamientos. 

En principio no debe irse nunca de una curva a una contracurva de forma directa. Es necesario dejar entre ambas una pequeña curva de transición, o una alineación recta, para impedir los descarrilamientos. 

Esa pequeña separación da tiempo al giro de los bogies y también reduce la mordedura de la rueda en el carril en los coches de ejes de empate largo. Incluso el empate de los bogies tiene su importancia porque, por ejemplo, los Gortliz III, que son bastante largos, difícilmente podrán admitir radios por debajo de 450mm. peraltando la curva de forma muy acertada. Y si encima está oculta... "Houston, tenemos un problema". Seguro.

Si el tamaño de la instalación lo permite, soy partidario de utilizar las curvas policéntricas como en la realidad. Esa sucesión de curvas circulares permite que los trenes entren y salgan con más facilidad y, por lo tanto, disminuyan los descarrilamientos. Utilizando vía flexible se pueden reproducir mejor que acoplando varias curvas circulares, ya que no existen más que cuatro o cinco radios comerciales que no siempre serán suficientes para un desarrollo correcto.

Los radios de curvatura comerciales, en mi opinión, deben quedar ocultos a la vista excepto en algún tramo de vías industriales. La vía estrecha, aunque permite utilizar radios menores, también debe tener la perspectiva adecuada para que las curvas no resulten excesivamente cerradas. La escala es la misma para todos los anchos de vía, no hay que olvidarlo.


Los radios de curvatura corresponden a los de los desvíos que se han utilizado.
Son de alrededor de 1000 mm y, sin embargo, el efecto visual que produce la 
composición no es exactamente el natural.

Para paliar los problemas estéticos que origina el utilizar curvas de radios comerciales la mejor solución es, aparte de ocultarlas lo más posible, elegir coches y vagones cortos. Cuanto más cerrado sea el radio, menos empate deberá tener el modelo. Las mejores épocas serían entre la I y la III. En mi opinión, en el caso español, los cinco miles son el límite máximo que puede utilizarse con estos radios. 

Los coches de 26 metros, al pasarlos a escala 1/87, difícilmente entran en una curva comercial sin sobresalir de la misma. Es algo absolutamente irreal y que arruina cualquier concepto estético. Las composiciones se deforman en exceso al pasar por los desvíos. De estos, solamente se salvan los muy largos, que no suelen ser frecuentes en  las maquetas por la cantidad de espacio que ocupan, pero que serían los que corresponderían colocar en una línea principal. Pero no nos centremos exclusivamente con los coches largos, porque es algo que sucede en todos aquellos tamaños que no sean los de dos ejes muy antiguos. Hay que huir, en la medida de lo posible, de ese desplazamiento lateral sea cual sea el tamaño del coche, vagón o locomotora, adecuando los empates máximos de los coches a los radios de curvatura de la línea. Salvando las distancias, esto es lo normal en la realidad.


Observar la deformación que se produce en la composición simplemente pasando por un desvío de radio 914 mm.

Respecto a los trenes de alta velocidad, debo decir que intentar hacerlos circular por una maqueta casera es complicado. No sólo porque nunca podrían hacerlo a su velocidad a escala, sino porque el trazado de una vía de alta velocidad es imposible reproducirlo a escala H0. Si los radios de curvatura de una vía convencional no son asimilables, resulta inimaginable adaptar los de alta velocidad a una maqueta. Comprendo que guste coleccionarlos, pero la única explotación posible sería la de reproducir una zona de paso en línea que debería disponer de unos cuantos metros, o bien una recreación de mantenimiento, talleres, etc. En este caso,  también algo lineal y con movimientos a baja velocidad.


La misma composición de la foto 4 cuando ha pasado la zona de desvíos y se abre la curva.

La solución a todos estas cuestiones no pasa por esconder las curvas a base de colocar túneles por todas las esquinas. No todas las maquetas deben ser una colección de montañas que rodean la escena principal. La solución, en modelismo, consiste en escoger el tipo de instalación que vamos a querer desarrollar, siempre adecuada al espacio disponible y a los modelos que podamos adquirir para su explotación.


La doble vía queda cortada entre el cocherón y el puesto de agujas
Hay que valorar  las distintas posibilidades de ocultar una curva a la vista sin necesidad de recurrir a un túnel. Por ejemplo, haciendo que en esa zona del trazado los edificios tapen en parte la curva o colocando algún elemento como un puente, un grupo de árboles, que impidan una visión total de la longitud de la misma.

En mi caso, aunque el trazado es el desarrollo de una "ese" muy alargada, he creído conveniente romper la continuidad de la línea con dos edificios, que no solamente sirven para desdibujar la segunda curva más cerrada (radio 1000) sino para crear la sensación de cambio de ambiente. 

Así, en la entrada se puede observar un paisaje más campestre y, tras la segunda curva, comienza la playa de vías de entrada a la estación dando la impresión de que hemos recorrido una distancia mayor de la que existe en la realidad.

Bajo mi punto de vista, y el de algunos otros modelistas, el arte del modelismo consiste en hacernos creer que lo que vemos corresponde a la realidad aunque no sea así. Nada es real, pero todo es cierto. La creación de un espacio auténtico sin tener que rellenarlo masivamente con casas, circos, ferias, bomberos, playas o cualquier otro elemento que no contribuya a la veracidad. No debe incluirse ningún elemento  del que no se justifique su necesidad como consecuencia de ser imprescindible en el contexto de la escena y sin el cual no se entendería el conjunto.

La otra opción, consistente en utilizar estas vías comerciales de acuerdo a un manual de circuitos o al libre albedrío, diseñando el trazado a gusto personal, rellenando el espacio libre con las estaciones, edificios y el paisaje que le parezca bien y moviéndolos como le apetezca, es también perfectamente correcta. La diferencia es que la primera opción es modelismo ferroviario, la segunda no. Pero cada aficionado juega como quiere. Y así debe seguir siendo porque, como con cualquier otro concepto, difundir  no consiste en imponer unos criterios, sino en aconsejar. 

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