Yo no soy partidario de convertir una maqueta ferroviaria en una casa de muñecas, pero reconozco que es necesario, para dar una cierta credibilidad de atmósfera, reproducir alguna escena típica de actividad ferroviaria. Una de las más frecuentes, cuando las locomotoras de vapor eran las reinas de la tracción, era la de aceitar y mantener niveles. Engrasar y limpiar eran las labores habituales de maquinistas y fogoneros de aquella época.
Quizás convenga recordar que en aquel tiempo existían premios para la pareja de maquinista y fogonero que mejor tuvieran conservada y mantenida su locomotora. Premio que, por otra parte, era muy bienvenido para compensar el sueldo nunca excesivamente abundante.
Vaya la fotografía como recuerdo y homenaje a todos aquellos ferroviarios de entonces, que con su esfuerzo ayudaron a transportar a tantas personas en circunstancias muy alejadas de las que hoy disfrutamos.
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