TRENES POPULARES: LOS MIXTOS

Nunca me he subido a un mixto. Nunca se ha dado la circunstancia que me obligara a hacerlo. Ni ganas, para qué decir lo contrario. Estos trenes de coches, furgones y vagones de madera, algún metalizado, empleaban un tiempo enorme en hacer unos cuantos kilómetros a velocidades lentísimas para sufrimiento de los viajeros que no tenían más remedio que tomarlos. Eran trenes populares en una época en la que el ferrocarril era prácticamente el único modo de viajar de un punto a otro. El viaje se convertía en una especie de aventura que acercaba la capital, o la ciudad importante más próxima, a la gente de los pueblos. Algunos de estos viajes podían hacerse de ida y vuelta en el mismo día. Para unos cuerpos acostumbrados a soportar rigores mucho más duros, la atracción de la ciudad estimulaba el ánimo de los viajeros que escapaban de la monotonía cotidiana.

Habrá quien los encuentre encantadores y al utilizarlos le haya sobrevenido la afición al ferrocarril, al modelismo, o a las dos cosas simultáneamente. Me alegro por él. Yo también los encuentro encantadores, pero a escala, formando parte de ese grupo de trenes que me gusta componer en mis maquetas. Ahí no perjudico a nadie con paradas eternas, calores asfixiantes, asientos duros, porque son de juguete.

Mi único conocimiento real de estos trenes consiste en verlos parados en alguna de las estaciones que atravesaba mi Rápido o mi Expreso. Los rostros cansados de los viajeros no decían mucho en favor de la comodidad del viaje. En las paradas se cargaban y descargaban las mercancías, el correo, bultos, paquetes diversos que se recogían en una hilera de carretillas, carros de mano o simplemente echándoselos a la espalda. Todos se conocían. Allí trajinando se quedaban mientras mi tren reanudaba la marcha. Los ojos de los viajeros del mixto nos seguían quién sabe si imaginando hacia dónde nos dirigíamos. 

Con todo este ajetreo, los trenes mixtos, ya desaparecidos, son muy atrayentes para el modelista ferroviario porque puede realizar maniobras variadas en las estaciones. Muchos de ellos daban correspondencia a otros trenes, aunque hubiera que esperar en los andenes o en el interior de la estación, la llegada de los mismos. Esta circunstancia permite combinar distintos modelos de trenes y automotores. Podemos fijar unos horarios para representar esos movimientos, dotando así de un mayor realismo a nuestras maquetas.


En esta entrada he escogido una composición de un Mixto que salía de Madrid, supongo que desde Atocha o Delicias, con destino Toledo. En Aranjuez se disgregaban un par de coches que se agregaban a otro Mixto con destino Cuenca. Entre configurar las maniobras para ponerlas en práctica, montar los dos trenes y darles la salida se pasa una tarde bastante divertida que es lo que le pido a esta afición. Espero que a vosotros también os lo parezca. Pongo un vídeo orientativo  Mixto Madrid-Toledo-Cuenca

IDAS Y VUELTAS: MANIOBRAS (1)

Las maniobras constituyen una parte fundamental, yo diría que casi la más fundamental, de los movimientos que hacemos en nuestras maquetas. Sean éstas como sean, siempre se debe reservar en ellas una zona para poder hacer unas cuantas maniobras. Una vía muerta ya permite un almacén, una instalación privada o cualquier otra cosa que se nos ocurra. A partir de ahí podemos comenzar a maniobrar con un pequeño tractor llevando y trayendo coches y vagones. Lo normal es que construyamos nuestras maquetas con un espacio dedicado a hacer estos movimientos en el que se incluya más de una vía. Ahora bien, ¿cómo debe ser este espacio?


La respuesta es muy simple, depende de como juegue cada aficionado con sus trenes. Si se pretende imitar una explotación real habrá que cumplir con una serie de normas básicas de funcionamiento. Si lo que se trata es de jugar con los trenes pasando el rato, pues como se quiera.

Tratando de imitar una explotación real deberemos tener en cuenta algunas de las normas, no todas, porque no tiene sentido, que nos permitan tener la sensación de que estamos en una estación de viajeros o mercancías, según el modelo que escojamos. Esto del tipo de estación es definitorio porque el diseño condiciona los movimientos, ya que no serán los mismos en una estación término de viajeros que en una de paso, como tampoco lo serán en una de clasificación o en una de contenedores, por ejemplo. La época también tiene su importancia porque el material ha ido cambiando, las composiciones también, y ya no se hacen ahora las mismas maniobras que podían verse en los años cincuenta del siglo pasado.


En la época III y principios de la IV las maniobras eran constantes. Son, por tanto, mis favoritas para este tipo de juego. Tanto las de los coches de viajeros como  las de vagones de mercancías. Cada una se realiza de forma diferente. Siempre hay que distinguir entre las que se hacen en zona cerrada al tráfico ferroviario y las que tienen que efectuarse en playas de vías con trenes en movimiento donde deberán existir unas vías destinadas a ellas. Todas las maniobras deben estar señalizadas por cualquier sistema, tendrán la duración más corta posible y utilizando el menor número de movimientos. También hay que tener presente que el tractor, si es que se utiliza, debe poder quedar libre siempre al acabar las maniobras, por lo que disponer de una vía de escape es absolutamente necesario.


Al diseñar nuestra instalación debemos tener en cuenta todas estas cosas porque la inclusión posterior es muy complicada si no se ha diseñado bien. No me atrevo a aconsejar a nadie que se vaya a contemplar los movimientos en una estación porque, como decía anteriormente, aquellos tractores, correteando arriba y abajo, que podían observarse mientras esperábamos la salida del tren, ya no son habituales. La composición de los trenes ahora es inexistente porque son unidades completas en la mayoría de los casos, como mucho acopladas una a otra. En aquellas estaciones se aprendía mucho, podían observarse muchos detalles para incorporarlos tanto a las maquetas como al sistema de explotación de las mismas. Ahora todo es más automático, simple, diferente. Más moderno. Más anodino.


En mi caso, amante de las estaciones, como ver rodar los trenes despacio es algo que me resulta muy agradable, siempre he disfrutado con las maniobras de cualquier tipo. En todas mis maquetas dejo un espacio para poder realizarlas.  Es una actividad entretenida que se presta a múltiples variaciones. Imprescindible en la explotación.

Os dejo con un vídeo de maniobras con un tren carbonero. Una anomalía para prestar un servicio en mi maqueta de Villafranca Término.  IDAS Y VUELTAS: MANIOBRAS 1  

DE MADRID A VALENCIA, VÍA CUENCA

Durante un cierto tiempo, a finales de los años 60, realicé una serie de viajes de Madrid a Valencia. Si el viaje lo realizaba de día, vía Cuenca, en el Talgo. Si lo hacía de noche, en un expreso, por Albacete. Este último recorrido se prestaba a largas veladas en aquellos estupendos compartimentos de los cinco mil de primera, ya que el tren recorría las llanuras manchegas lentamente, a veces demasiado lentamente, unas catorce horas que no se me olvidarán fácilmente.

Se daban así las condiciones para iniciar amistades eternas que desaparecían al llegar a Atocha, o citas para conocer la capital, de las que algunas acababan en plantón porque como los pimientos de Padrón unas picaban y otras no. En ambos casos disfrutaba del viaje por aquellas cosas de los diecisiete años y viajar solo, algo a lo que ya me iba acostumbrando y que me ha sido muy útil en la vida. 

Poco imaginaba entonces que estos serían unos de los últimos trenes que tomaría antes de sacarme el carnet de conducir. La memoria siempre traiciona, he formado estas composiciones en base a mis recuerdos y algún otro dato supongo que más fiable. Espero haber acertado, y si no es así, por lo menos que os gusten. Os dejo un pequeño vídeo sobre ellos. Tres trenes en una vía

LA DRG NO SE ACABA NUNCA.

Tras los meses pandémicos hemos decidido tomarnos un descanso en este itinerario de entradas y vídeos. La vuelta a una situación más normalizada permite pensar que los viajes vuelven a estar cerca y hay que recuperar ese tiempo en el que hemos perdido el pulso de nuestras ciudades favoritas. En esa programación estaba, cuando se me ha vuelto a cruzar en el camino mi maqueta de la DRG retomando la modernización del piso inferior y las cocheras de las locomotoras eléctricas. Esta maqueta es una historia inacabada e inacabable que, cuando parece que ya está terminada y la contemplo, siempre me sugiere una nueva modificación. Parece sacada de una obra de Asimov. La maqueta que se autogestiona para crecer y crecer totalmente robotizada y finalmente acaba fagocitando a su creador. De ser así, que acaben mis cenizas en la carbonera.

Lo cierto es que mis trenes alemanes me siguen dando muchas satisfacciones, puede que los modelos antiguos no sean tan detallados como los modernos y que el sistema analógico tenga menos posibilidades que el digital, pero los años pasados juntos también cuentan. Desde los modelos de los años 70 hasta ahora hemos recorrido un largo camino. Mis primeros trenes de la DB fueron dejando paso a las composiciones de la DRG por una cuestión de estética y de escala. Mientras que los coches de 26 metros se reproducían a escala 1/100, ya empezaban a aparecer los coches más cortos a 1/87.  Si a esto le unimos que los años treinta son, sin duda, el paraíso de los grandes trenes con locomotoras de vapor, y que resultaba más fácil encontrar un buen material de esa época en muchos fabricantes, pues ya queda todo explicado.

En aquellos años las maquetas compactas dominaban la escena. Cuando a finales de los años setenta me planteé construir una serie de módulos que rodearan la habitación, situados a una altura en la que los ojos de un espectador sentado estuvieran al nivel de las vías, con radios de curvatura muy abiertos y en la que las estaciones dominaran el espacio para poder mantener una explotación parecida a la real, no había muchas personas, o yo no las conocía, que apostaran por este tipo de explotación.

Su desarrollo se ha ido produciendo a rachas, en función del tiempo libre disponible. Más como método de relajación que como tarea impuesta, algo que recomiendo para liberar la mente de cualquier otra cuestión, y por tanto se ha alargado en el tiempo más de lo previsible. Aún así, hace ya muchos años la dí por terminada aunque, según lo visto, ella no se da por acabada e insiste en remozarse y mantenerse en eterna juventud.

La pandemia me brindó la posibilidad de crear otra maqueta de la DRG totalmente diferente, el RAW de Steinberg. Una maqueta tipo estantería que, además de permitirme aligerar la estación principal y sus cocheras de unos cuantos automotores, me ha dado varias satisfacciones. Este proyecto me ha permitido realizar el diseño integral de los edificios mediante autocad, corte láser y materiales ligeros. La composición de tres módulos puede ser trasladada con suma facilidad por una sola persona.  

Volviendo a la maqueta de la DRG, al igual que al resto de los aficionados, la adquisición de más y más modelos a lo largo de los años me ha obligado a desarrollar algunas zonas en los espacios vacíos que fuí dejando a lo largo del recorrido en el piso inferior. Es en ellas donde ahora se incorporarán estas nuevas construcciones. Las vías ya están instaladas, poco a poco se irán completándolos paisajes correspondientes.

Mientras tanto, sin que se entere, proyecto un plan de huida para no acabar dentro del diagrama de vías siendo un chivato más que cambie de color según le convenga al CTC. Dejo programadas algunas entradas y vídeos, espero que los disfrutéis.

IDAS Y VUELTAS: LIMITACIÓN DE VELOCIDAD

¿Quién de nosotros, cuando éramos pequeños y podíamos coger el transformador, no le dábamos a tope para hacer correr los trenes a toda velocidad?  Ninguno. Pero siempre aparecía ese punto en la distancia, curva, desvío, cruce, en el que nuestro tren volcaba. ¡Y eso que las curvas de Payá estaban peraltadas! Era el exceso de velocidad. Los niños no entienden de límites porque en su ánimo aún no existen. Pero nosotros, ya mayores, debemos entender que, incluso en nuestras maquetas, la velocidad tiene unos límites para que los trenes no descarrilen.

Muy someramente explico un par de cosas. En primer lugar hay que decir las velocidades que desarrolla un tren en su recorrido están recogidas en el libro de horarios del tren. El maquinista sabe a qué velocidad puede circular en cada tramo. La señalización que vamos a encontrar en la vía solamente nos va a indicar aquellas velocidades que son inferiores a las correspondientes al tramo por el que se circula por las causas que sean. Esas señales son de fondo blanco si son permanentes y de fondo amarillo si son circunstanciales.

Las señales de limitación de velocidad son de tres tipos: redondas, romboidales y cuadradas. 

Las redondas avisan del inicio de la frenada para disminuir la velocidad en el siguiente tramo, las romboidales indican la velocidad que no se puede superar en el tramo y las cuadradas el fin de la limitación.

En nuestro caso, el libro no existe. La velocidad nos la marcamos nosotros mismos, y tanto las curvas cerradas como los aparatos de vía serán las causas más habituales para disminuir la velocidad de nuestros trenes. Algo que deberemos tener presente, como en la realidad. 

Cuanto más cerrada se la curva más deberemos disminuir la velocidad de  nuestro tren mientras la recorre.  Estas características del trazado las debemos tener en cuenta para señalizar correctamente nuestra  línea. 

En el caso de los desvíos deberemos comenzar a acelerar cuando el último elemento de la composición lo haya sobrepasado. Mención aparte merece ese punto, que siempre existe en nuestras maquetas, en el que sabemos que hay que disminuir la velocidad porque siempre da problemas.

Otra cuestión a tener en cuenta en nuestras composiciones es que, en la realidad, cada tren tiene una velocidad determinada. Esa velocidad viene marcada por los rombos que van incluidos en coches y vagones, no debiendo superarse la más baja de la composición resultante. 

 

Nosotros deberemos, dentro de un orden lógico, mantener ese mismo criterio con las limitaciones impuestas por la escala. La distancia de reducción de velocidad será menor, el tramo de velocidad limitada también y seguramente, sin reducir en exceso la velocidad, podremos atravesar los aparatos de vía sin que descarrilen nuestros trenes. Pero, en la medida de lo posible, para una mayor sensación de realidad, deberíamos tener en cuenta estas condiciones en la explotación de nuestras maquetas.

 Libros y Reglamentos de las Compañías  
relativos a la señalización y la velocidad
La  velocidad de nuestros trenes está limitada además por otra función, no menos importante, como es la impresión de velocidad que recibimos al observarlos. Con independencia de las escalas espacio-temporales que podamos establecer, se debe tener en cuenta que cuando observamos un tren real estamos a una distancia que, en ningún caso, ni siquiera a escala, es la misma que cuando observamos un tren en una maqueta. 

Para que tengamos la impresión de que estamos viendo algo real, debemos hacer que la velocidad en la maqueta coincida con la velocidad observada en la realidad. Y eso no se puede cuantificar según una escala. Excepto las reproducciones de los modelos, prácticamente nada más en modelismo se puede reproducir exactamente a escala. 

Es algo que debe tenerse en consideración, porque lo que se transmite es una impresión que genera una sensación en el espectador. Y aunque todos, modelistas y espectadores, somos diferentes debemos obtener la misma sensación.

Habrá quien piense que esto de la limitación de la velocidad es una nadería. Que un tren compuesto por vagones cortos de dos ejes puede llegar a ir más deprisa que uno rápido y descarrila menos. Podría ser cierto, todos tenemos esa composición fiable que nunca descarrila, pero es debido a la irrealidad de nuestro material y a la pestaña que bordea nuestras ruedas, siempre de tamaño desmesurado sea cual sea, y sin la cual ningún modelo se aguantaría  dentro de la vía.

Ver pasar trenes con locomotoras de vapor a una velocidad similar o mayor que eléctricas mucho más modernas, aparte del anacronismo, resulta raro. Convoyes de largos coches modernos a mucha velocidad en curvas de radio 360 mm. no es lo más lógico, como no lo es atravesar las estaciones velozmente. Pero, como ya he dicho en otras ocasiones, cada uno juega como quiere.

Para intentar paliar este árido tema os incluyo un vídeo sobre trenes mercantes. Trenes de mercancías 2  Espero que os guste.