LA RENFE EN HO. ¿UN MUSEO FERROVIARIO VIRTUAL?.

Hasta prácticamente la desaparición del vapor en España, pudieron verse en este país toda clase de composiciones de trenes con los mas distintos orígenes y variados elementos. Viejas locomotoras que, aunque no fueran frecuentes en estaciones principales, sí que podían encontrarse en líneas secundarias, haciendo recorridos transversales, en el sur y este de la península. Hoy no queda nada de aquel museo viviente ferroviario compuesto por locomotoras centenarias. Tampoco queda gran cosa de las locomotoras más modernas, ni de los coches o de los automotores. Por no quedar, no van quedando ni las estaciones, reconvertidas las mas afortunadas en centros comerciales o de ocio, cuando no desaparecidas tras el soterramiento de las líneas que atraviesan las ciudades. 


Es lógico. El mundo ha cambiado radicalmente en los últimos 50 años. A una velocidad vertiginosa hemos pasado del telégrafo al móvil, del vapor a la alta velocidad. Hemos mejorado muchas cosas, cambiado otras, pero se debían haber conservado las que nos pusieron en marcha, porque siempre conviene recordar de donde venimos para poder saber a donde queremos ir. Hoy, en este país, la cultura es mas necesaria que nunca porque, si siempre fue escasa, ahora que todo es demasiado volátil, demasiado rápido, demasiado efímero, se trastoca la historia y se cambia a conveniencia. La cultura ferroviaria no es una excepción, conviene conocerla para saber el porqué de muchas de las decisiones que se tomaron. La conservación del material ferroviario es una forma de mantener esa cultura ferroviaria, pero desgraciadamente es un proceso muy caro, con independencia de que los primeros que debían haber conservado este material no lo hicieron. No hace falta añadir nada más.


La ilusión de reconstruir en escala lo que fue ese mundo real es, quizás, el último rescoldo del fuego del conocimiento de lo significaron aquellas máquinas. Hasta para eso aparecen dificultades, pues existen muy pocos modelos comerciales de aquellas viejas locomotoras de vapor para poder montar una colección, y parece que los modelos artesanales, bien sean de latón o de otros materiales, no están al alcance de la mayoría de los aficionados, en parte por precio, en parte porque no se publicitan fuera de unos círculos cerrados, de entendidos, con un tufillo a "mira lo que tengo yo y tú no".


El objetivo de esta propuesta es intentar acabar con esos tufillos y organizar una muestra virtual que permita poder ver y contemplar las reproducciones de nuestras locomotoras ya que no podemos disponer de los modelos reales.
Me gustaría poder encontrar aficionados, que estén dispuestos a aportar fotografías de los modelos españoles que posean, para poder iniciar un pequeño museo ferroviario virtual a escala H0, tanto de Renfe, como de toda las Compañías que han existido en España. Estoy seguro que existen bastantes modelos reproducidos en H0, de una excelente calidad, que la mayoría de los aficionados no hemos visto. Si alguien está  interesado en esta propuesta puede contactar conmigo dejándome su e-mail.

CIEN FOTOGRAFÍAS: LA DUODÉCIMA


Las estaciones término, antiguamente, disponían de unas cuantas vías para los trenes mercantes y de pequeña paquetería. Una BR 96 de la DRG entra en la playa de mercancías de la Hauptbahnhof con un largo tren de vagones cerrados. Posteriormente pasará al depósito de locomotoras por una vía interna. Las locomotoras de maniobras disgregarán el tren llevando los vagones a los almacenes correspondientes.

EL MODELISMO FERROVIARIO A ESCALA. VER PARA CREER.

Si hay algo que caracteriza nuestra afición es que es visual. Con independencia del camino elegido para disfrutar de ella lo que hacemos fundamentalmente los aficionados es ver, mirar. Lo mismo da que sean trenes reales, que modelos a escala, lo que hacemos es verlos, mirarlos, fotografiarlos, filmarlos, dibujarlos o pintarlos. Observar es lo que caracteriza nuestra afición. Observar que la reproducción a escala es correcta. Observamos los techos, las cajas, los bogies, el interior, el color de la librea, la rotulación y hasta los remaches que para todo hay. Y si falla algo, ya nos estamos quejando, indignando, protestando, e incluso atacando al fabricante que no ha percibido ese importante detalle capaz de descalificar al modelo.

Fotografía de la maqueta de Soumagnac de D.Buraud. Colección de G.Gibri
Pero nunca he visto a nadie que reproche la falta de calidad de reproducción de las maquetas por las que ruedan esos trenes. Es algo curioso, porque es lo que mas se ve. Nadie entra en valorar los fallos de trazado, las estaciones imposibles, la mezcolanza de modelos, épocas o administraciones. La escasa, cuando no nula, adaptación a un paisaje real, la sobresaturación de vías, edificios y escenas que poco o nada aportan a una instalación ferroviaria. Nada, parece que ese continente necesario para soportar el trazado de las vías solo es algo complementario, innecesario, que solo sirve para aportar un relleno más o menos anecdótico en función de los gustos del aficionado que lo construye.

Pero no es así. A lo largo del tiempo he tenido ocasión de contemplar un número bastante elevado de maquetas ferroviarias dentro y fuera de España, y bastantes más en revistas especializadas alemanas, inglesas, francesas y norteamericanas. En todas partes cuecen habas, no es que aquí tengamos la exclusiva del horror paisajístico, pero estamos por ahí,  en primera línea. Comprendo que no es fácil emular a los grandes especialistas en paisajismo a escala. Algunos de ellos son profesionales que viven de esto, trabajando también para estudios de arquitectura, museos, etc. Los medios y materiales con que cuentan no son los de cualquier aficionado medio, pero si que es posible intentar mejorar conceptualmente, en lo que debe ser el planteamiento y desarrollo de una maqueta ferroviaria moderna, acorde con el tipo de material a escala que existe actualmente.

Fotografía de la maqueta de Soumagnac de D.Buraud. Colección de G.Gibri
Es de todos conocido que se imparten por parte de comercios, fabricantes e incluso aficionados, cursos para aprender a diseñar trazados, digitalizaciones de circuitos, planos, normas Nem, espirales, colocación de las vías, etc, etc. Todo esto requiere inversiones importantes en material que, sinceramente, son innecesarias en muchos casos, porque el espacio disponible en una instalación casera no justifica ese tipo de trazado o circuito.

Por otra parte, los fabricantes de elementos decorativos cada vez rizan más el rizo de lo imposible para seguir vendiendo sus productos y, lógicamente, a muchos aficionados les resultan llamativos los tiovivos, las ferias y una gran cantidad de elementos absolutamente innecesarios a la hora de diseñar una instalación ferroviaria.

Pocas maquetas han salido de estas actividades que dispongan de un nivel de coherencia acertado entre el material móvil y la instalación a escala. Y es que es difícil. Los aficionados queremos disponer de casi todo lo que se fabrica. Queremos grandes expresos, mercantes de cuarenta vagones, estaciones con edificios grandes, placas giratorias y depósitos para carbón, diesel y eléctricas, estaciones de clasificación, lo queremos todo, compramos de todo y en muchos casos formamos un pastiche imposible de digerir desde el menor punto de vista estético. Nos hemos gastado un dineral y tenemos un bodrio.

Fotografía de JB. Gabrielle de una maqueta de Joseph Brandls
¿Qué hacer entonces?. ¿Renunciar a nuestra afición?. ¿No comprar más locomotoras, coches o vagones?. Nada de eso. Hay que guiarse por algo bastante complicado porque es difícil, la coherencia. Y para guiarse por la coherencia tenemos que ser realistas y valorar de qué medios, de todo tipo, disponemos para ajustarnos a ellos. Esta forma de hacer las cosas es lo que llamo la filosofía de la maqueta ese ver para creer que encabeza el título de este artículo.

https://youtu.be/CuC_LPDG6uw. La maqueta de Hochschwarzwald de Joseph Brandls.

La reflexión es lo que nos va a permitir disponer de un montaje homogéneo y coherente adaptado al espacio disponible. La información escrita y gráfica nos dará la capacidad de copiar o imitar tanto el paisaje como las composiciones de trenes que deberán discurrir por nuestro trazado. Deberemos elegir cuidadosamente no únicamente locomotoras, coches y vagones sino edificios, árboles, farolas, señales, personas, coches, todo aquello que tenga relación entre sí y que ayude a definir perfectamente una época, un paisaje y una sensación de conjunto uniforme al espectador. 

La diferencia no es hacerlo bien o mal, la diferencia es hacerlo de forma que sea creíble. Lo mejor casi nunca es lo más grande. Una pequeña explotación con una ambientación perfecta, además de una obra de arte en miniatura, es una satisfacción para su autor. Lo más difícil.

https://youtu.be/2cctGwxM2hU. La gare de Luzy de Renaud Yver

Modelos a escala de buena calidad de reproducción y un tema paisajístico adecuado y real es lo que se entiende por modelismo ferroviario a escala. Disponer de una buena base documental es imprescindible para poder conseguir este efecto. Lo demás es otra cosa, que merece todo el respeto para el que la construye y la disfruta, pero no puede entenderse como modelismo en sentido estricto.

Como es lógico, no he querido ilustrar con fotografías de horrores modelísticos esta entrada, aunque sean muy frecuentes, para que nadie se moleste y/o pueda identificarse con una fotografía de su instalación, módulo o circuito. Todos cometemos errores en el desarrollo de nuestras maquetas pero, intentemos eliminar los horrores. Nuestros ojos nos lo agradecerán.

CIEN FOTOGRAFÍAS: LA UNDÉCIMA


Estación española en los años 50 del pasado siglo. Dos automotores ABJ con la librea en plata y franja verde, típica de RENFE. En el centro de la imagen se puede contemplar un modelo del año 1936 de la primera serie, perteneciente originalmente a MZA, y a la izquierda del mismo apreciamos un ABJ de la segunda serie con departamento de correos.
Lo que más me gusta de la fotografía es que he podido lograr un granulado como los de los periódicos antiguos con un color muy desvaído. 

EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO: LOS 3000


Los parientes pobres de la familia de los coches 5000 son, sin duda, la serie 3000. Aparentemente hasta en mi blog sufren el olvido y abandono de una entrada que, prevista para publicarse en ¡¡¡noviembre del 2015!!!, he podido comprobar que nunca lo fue. Aprovecho para completar, aunque sea a destiempo, el conjunto de los cinco miles y similares.

Estos coches fueron reconstruidos sobre los bastidores de los coches de las antiguas compañías que formaron la RENFE. Se intentó elegir aquellos que por la similitud de sus medidas pudieran agruparse para dar lugar a series con las mismas transformaciones.

Así nacieron las Series 3300 y 3600 con coches provenientes de MZA y Norte fundamentalmente.
Existieron 6 tipos de vehículos que dieron lugar a otras tantas Series, fueron:

AAR 3301-3305,  de los que cuatro provenían de los 1ª Clase/Camas de MZA y uno del verderón AA 369.


AAB 3601-3647. Procedentes la mayoría de Norte y otros de varias Compañías.


BB 3601-3644. Sobre coches de Norte. Estos coches fueron muy parecidos a los BB 5001-5092.


CC 3301-3360. Provenían de verderones. Aunque más cortos eran muy similares a los 5000 y 6000.


CC 3601-3659. Sobre coches de 3ª Clase de Norte de 9 departamentos.




TABLA COMPARATIVA DE MEDIDAS A ESCALA 1/87


LONG.
CAJA
LONG.
TOPES
ANCHO
DIFER.
CAJA
DIFER.
TOPES
DIFER.
ANCHO
Serie 5000
230 mm
245,5 mm
35,6 mm
---------
----------
-----------
AAR 3300
225,4 mm
240 mm
35,6 mm
-4,6 mm
-5,4 mm
-----------
AAB 3600
204 mm
219 mm
35,6 mm
-26 mm
-26,4 mm
-----------
BB 3600
215 mm
230 mm
36,3 mm
-15 mm
-15.4 mm
+0,7 mm
CC 3300
225,4 mm
240 mm
35,6 mm
-4,6 mm
-5,4 mm
-----------
CC 3600
215 mm
230 mm
35,6 mm
-15 mm
-15,4 mm
-----------


Ningún fabricante ha acometido el proyecto de producir estos coches. Es verdad que el aspecto es similar a los 5000, pero no es menos cierto que las cajas son diferentes, no solo en la longitud total sino también en el número y tamaño de las ventanillas. Serían modelos de nueva creación.

¿Merece la pena fabricar estos modelos? Muchos aficionados diríamos que sí. Estuvieron formando parte de una buena cantidad de trenes durante muchos años. Lo que me parece claro es que no son modelos fáciles de transformar o reproducir para un aficionado normal, ni partiendo de los 5000, ya que no tenemos coches 5000 con el mismo número de ventanillas. Aunque recurriéramos a bastidores acordes a los modelos, intentar rebajar esos 5 ó 15 mm. de las cajas y repartirlos adecuadamente es complicado. Además está el asunto del número de ventanillas. Es necesario que las cajas sean de nueva construcción. Aunque hay quien se los ha fabricado retocando, cortando y pegando, para la mayoría de nosotros la única solución es esperar que alguien se apiade y los fabrique, en plástico o latón.



CIEN FOTOGRAFÍAS: LA DÉCIMA


No me resulta fácil meter la cámara en determinadas zonas de la maqueta. Una de ellas es la curva de entrada a la estación por culpa de la línea de catenaria sobre las vías. Tras muchos esfuerzos, y tirando casi a ciegas, he conseguido esta fotografía en la que puede apreciarse el leve peraltado de la vía. El granulado junto con cierto desenfoque ayuda a dar esa sensación de antigüedad que me gusta. Si alguien se fija en el humo quiero explicar que algunas de estas locomotoras parecían de vapor por el humo negro que echaban. Creo que era una cuestión de poner a punto la bomba.

TRENES SOBRE NEUMÁTICOS.

Cuando nos referimos a trenes sobre neumáticos todos pensamos en los famosos Michelines, automotores sobre neumáticos con aspecto de autobús,  que incluso han sido reproducido en escala H0 por Marklin, ArtMetal LSL y Ediciones Atlas, pero no resultan tan conocidas estas composiciones de "Rames sur pneus", trenes completos sobre neumáticos que se fabricaron en Francia al finalizar la Segunda Guerra Mundial. 


Las ramas sobre neumáticos se construyeron entre 1948 y 1949 partiendo de una idea de antes de la guerra. Estaban constituidas por seis coches, un coche mixto de segunda clase y furgón, dos segundas, un coche restaurante, un mixto de primera clase y bar y un primera. Los bogies disponían de cinco ejes. Los coches fueron construidos con materiales ligeros para rebajar el peso al máximo. Hay que tener en cuenta que la resistencia a la rodadura del acero es muy inferior a la del neumático.


Se construyeron tres ramas de igual disposición, cada una de un material diferente, la Carel et Fouché de acero inoxidable, Brissonneau et Lotz de acero dulce de alta elongación y la Compañía industrial de transporte de Burdeos de aluminio. Como locomotora titular se designaron las 230 K modificadas del depósito de Hausbergen.
El sistema de frenado, que utilizaba frenos de tambor, combinaba un sistema de transmisión Lockheed accionado por aire comprimido. La unión entre coches se realizaba por un enganche especial de tipo semiautomático y como curiosidad indicar que en vez de topes los testeros de cabeza y fin de convoy iban provistos de neumáticos hinchados a una presión de 4 bares.


Comenzaron su actividad comercial sobre la línea París-Estrasburgo utilizando la segunda rama, la de Brissonneau et Lotz, y posteriormente en la relación París-Mulhouse-Basilea.
Su vida útil fue corta, debido en parte a la escasa capacidad de transporte de pasajeros, la velocidad y el mantenimiento excesivamente caro. En 1956 se las dio de baja y aunque algún coche se utilizó como vehículo auxiliar no se conservó ninguna unidad. 

En escala H0 se han reproducido estas ramas con una gran calidad por EST Modelés. La rama inox se ha vuelto a producir y la 230 K también está en fase de producción. 

Todas las fotografías provienen de la Página de EST Modelés
Realmente, estos modelos son más de coleccionista que para hacerlos rodar por una maqueta, pero no deja de ser curioso poder verlos reproducidos a escala H0. Me temo que, como ocurrió con el SVT 137 de Kruckenberg, solo los compra una minoría de aficionados por eso es muy de agradecer el esfuerzo de los artesanos en reproducir estos modelos con calidad, como es el caso.

Para finalizar con los trenes de neumáticos (pneurail) indicar que estos son los únicos que realmente merecen esa definición, ya que los Michelines no pasaron de ser autoraíles y los metros que llevan neumáticos -caso de París y otras ciudades- no los utilizan como apoyo y transmisión sino como guía, por lo que no pueden, ni deben, ser considerados trenes de rodadura por neumáticos.

Actualización: Vídeo sobre la construcción de estos trenes

CIEN FOTOGRAFÍAS: LA NOVENA


Siguiendo con los penachos, donde esté un buen expreso a todo vapor que se quite cualquier otra cosa. La BR 01.10 de ROCO y unos coches de Brawa conforman mi FD1.
Ningún fumígeno puede reproducir el humo de una locomotora de una forma medianamente estética, por mucho que se vaya avanzando técnicamente. Yo tampoco lo pretendo en mis fotografías aunque lo intento. Quizás en algún momento sepa hacerlo bien, pero de momento prefiero mis chapuzillas...

  

LOS TRENES A NINGUNA PARTE

Viajar en tren, para mí, representa la comodidad sobre cualquier otro medio de transporte a la hora de efectuar un viaje. Pero la finalidad del tren es esa, realizar un viaje. En esta cultura de turismo de masas y fotografía digital, lo importante del viaje en tren no es el viaje, sino aparecer en el viaje, por lo que se pierde el objetivo fundamental del concepto, que es trasladarse de un lugar a otro. 

SNCF, Good journey, good snow. Fix Masseau, 1938. 
Viene esto a cuenta de estos trenes turísticos, en los que resulta patético observar como se han transmutado aquellos recorridos maravillosos, que podían disfrutarse con calma y silencio, en una especie de espectáculo tipo parque temático, con camareros animadores, megafonía en varios idiomas, en alguno se ha incorporado el chino mandarín porque el dinero manda, y toda clase de artilugios de "merchandising" a disposición del turista.

Canadian Pacific, Roger Couillard, 1955
Pero lo peor es pensar que todos estos viajeros no van a ningún sitio. El viaje es el recorrido en sí. Solo quieren subirse al tren y sacar fotos. Muchos se vuelven en el siguiente tren y los billetes de ida y vuelta se venden más que los simples. Ya no se usan para ir  a la playa, o a esquiar o para disfrutar de unas vacaciones, han perdido su sentido como transporte.

Hace ya muchos años, más de treinta que yo recuerde, que empecé a ver como el Glacier Express se llenaba de turistas. He visto desaparecer el Train Bleu, todos los TEE, los coches Pullman y la Wagon-Lits Cook.
La burda recreación del Orient Express, con término en Santa Lucía, como capricho para millonarios horteras, me hizo llorar. 
Viajar en el Transcanadian es hacerlo en un tren fantasma, semivacío, con ancianos que celebran algún evento familiar. Algo parecido le ocurre al Ghan, o al Blue Train sudafricano, que ya no son lo que eran.
Han reconvertido en tren de lujo el Transiberiano. De Moscú a San Petersburgo se va de día, en coches de Talgo, y el tren de los espías -el de verdad, no la película-  que atravesaba la DDR hasta Berlín, ya no existe.
Ahora la moda es el tren de Flamm. La conversión de un fiordo en un parque temático con tren, autobús y crucero incluído. Extraordinario, se cuentan por cientos de miles los visitantes. Roco ya lo ha reproducido en H0, aprovechando el tirón de público.

París-Lyon-Mediterranee, Émile-André Schefer, 1926
Prefiero comprar los libros de fotografías que me recuerdan aquella época dorada, ver los vídeos y películas filmados antiguamente y seguir recordando o soñando, sentado desde mi sillón, porque aquel mundo ya no existe.
Egyptian State Railways (Queen Nefertiti)
Zajk, 1938. Jürgen Klein
Desde hace tiempo, se recomienda que para viajar de El Cairo a Asuán la forma más segura es en ¡tren turístico!. Afortunadamente, pude disfrutar de algunos de estos viajes en una época en la que aún se podía recorrer el mundo de forma civilizada, utilizando medios de transporte hoy increíbles, y sin mayor problema que hacerse entender.

Todas las fotografías de los carteles están sacadas del libro Railway Posters de Thierry Favre de la Editorial Antique Collectors' Club.