Vista de la estación de Villafranca en una mañana de los años 50 del siglo XX. Coches de madera y un ABJ proveniente de las antiguas compañías que acaba de rendir viaje. Ya preparado el Ómnibus Correo con 2ª y 3ª clase. Poco tráfico de pasajeros y mercancías.
Villafranca Término años más tarde. Dos trenes Rápidos Talgo, uno con tracción eléctrica hacia el Noroeste, y otro con la clásica 2000T hacia el Oeste dispuestos a tomar la salida. El Correo a cargo de una 1900 recibirá su orden de partida después de que ambos partan. En los andenes hay movimiento de viajeros que se apresuran a tomar el Talgo pues la hora de salida está muy próxima.
La noche ha caído en Villafranca Término. La pareja de maquinistas de la 7200 se dispone a partir en cabeza de un Expreso que atravesando los paisajes en sombras, recogiendo a algún pasajero en una estación levemente iluminada y dejando a otros a horas intempestivas en andenes solitarios, llegará a primeras horas de la mañana, tras atravesar montañas y cambiar un par de veces de locomotora, a una ciudad del Noroeste, apretada bajo las nubes, contra la mar encrespada, metálica y fría. Uno se baja del coche caliente y se encuentra, ya en el andén, con el olor a sal y esa humedad constante que nos atraviesa a los mesetarios poco acostumbrados a este tipo de clima. Por lo menos había percebes.
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