Saliendo de la Hauptbahnhof un Personenzug con una doble tracción a principio de los años treinta del siglo pasado. Algo impensable para un crío y difícilmente transmisible a las nuevas generaciones. Carbón, agua, acero, madera. Sin plásticos, sin leds, sin móviles, sin tablets ni ordenadores. Una cultura absolutamente diferente, arqueología industrial ¿A cuántos de ellos les puede interesar? A veces pienso en lo qué será de mis trenes, en dónde acabarán o qué manos volverán a tocar con cuidado mis locomotoras, mis coches. ¿A quién se los venderán? ¿Volverán a crear sonrisas de satisfacción, o solamente merecerán un comentario despreciativo de antigualla? Todo va demasiado deprisa. Estoy pensando que sería necesario disponer de drones para filmar las maquetas. Posiblemente atraería a más público joven.
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