LOS CULEMAYER: PUERTA A PUERTA

El desarrollo de los ferrocarriles se debió, fundamentalmente, al interés económico. El transporte de mercancías fue la justificación de la aparición de numerosas líneas. La producción industrial necesitaba al ferrocarril para poder distribuir sus productos, así como para proveer de materias primas a las fábricas. Tras unos años en que el transporte se centra masivamente en el ferrocarril, la aparición del automóvil y en consecuencia, aunque en fase embrionaria, el transporte por carretera comienza a amenazar un dominio que hasta entonces parecía seguro.


La Reichsbahn dándose cuenta de la situación, apercibida de la expansión del automóvil en Alemania, decide montar un servicio personalizado a sus clientes más importantes, naciendo así el servicio puerta a puerta. Un vagón de la DRG, alquilado por el cliente y ubicado en su fábrica se carga in situ, se transporta hasta la estación más próxima, se añade a un tren mercante que lo lleva al destino previsto, se disgrega, y se transporta hasta la dirección concreta para hacer la entrega.

Este servicio necesita de un remolque capaz de soportar el esfuerzo de peso y equilibrio a la vez que maniobrar con facilidad para poder trasladar el vagón por carreteras y calles. El diseño de Johann Culemeyer dará cumplida satisfacción al encargo.


En 1931, en la estación de Berlín Anhalter comienzan las pruebas del material. El primer cliente que contrata esta forma de expedición de mercancías es el Kaiser Kafee Shops GmbH, del que curiosamente no recuerdo haber visto nunca un vagón rotulado con su marca, en Viersen. A partir de ahí comienza la expansión en una serie de ciudades, Archesleben, Schweinfurt, Elmshorn, Berlín, Hannover, Pulsnitz.
Se establecieron centros de operación coordinados desde Berlín con garajes, talleres y oficinas propias que servían para mantener la flota de camiones y remolques.


Los remolques fueron de cuatro tipos diferenciados en función de la carga. 
Dos grupos con 8 ruedas, 16 ruedas en total, dos bloques con 12 ruedas, 24 ruedas en total, un solo bloque de 12 ruedas y un solo bloque de 16 ruedas.
Las cabezas tractoras se encargan a la fábrica Kaelble. En realidad pequeños camiones con una tara muy elevada para poder traccionar adecuadamente.
Los más habituales son los ZV8, Z6R2A, ZR100, Z6WA, Z6W2A130, Z6R3, KV631, KV632.


En escala H0 han sido reproducidos por Marklin, ZV8 Y Z6R3 con remolque de dos grupos de 8 ruedas. Weinert ha reproducido el KV631 y los bloques de 12 ruedas, así como el bloque sencillo de 16 ruedas. Wespe ha realizado el Z6WA y el remolque de dos bloques de 8 ruedas, mientras que Kibri se ha encargado del KV632. Los remolques de Kibri son de Época III y no son utilizables para la DRG. El bloque sencillo de 12 ruedas puede encontrarse en la marca Wiking, que también como Marklin ha presentado algún set con vagón incluido, aunque en su caso bajo la marca Lima, pero de época III.


Estas combinaciones de cabezas tractoras y remolques se han podido ver en varias fotografías de los años treinta, transportando multitud de cargas diferentes, desde una locomotora a un barco. También fueron utilizadas en transportes por la Wermacht y la Luftwaffe. En una maqueta de época II deben tener un hueco, si no con una terminal de carga, por lo menos con algún punto de transporte por ciudad o carretera.


Los vagones de testeros con apertura de puertas como el modelo de Brawa cobran mucha más importancia al verlos sobre los Culemeyer, ya que se pueden apreciar los excelentes detalles que tiene este modelo. La pequeña piecería añadida de fábrica, los resaltos para que las puertas de los testeros no sobrepasen el ancho del vehículo al abrirse, o la calidad de reproducción del bastidor que no puede apreciarse tanto cuando el modelo circula por una vía, son esos detalles que no puedo ver casi  nunca en un modelo de Renfe de serie.