Cuando tiré esta fotografía, inmediatamente me vino el título. Por una parte, al ver la composición con esa sensación de material anticuado, recordé las imágenes de los años 60 del siglo pasado en alguna de aquellas líneas secundarias en las que, a veces, se sabía cuando salías e incluso podías acertar la hora. Volví a recordar las llamadas a casa, cuando la inexistencia de teléfonos móviles nos obligaba a establecer comunicación por medio de las centralitas, -"Pase a la cabina, que ya le pongo"- para dar señal de seguir bien mientras recorría, en mi incombustible afán viajero, la geografía de España. No me esperéis a cenar, decía, tras ver el tren en la vía, al comprender que, irremediablemente, llegaría con retraso.
He vuelto a repetir la frase muchas veces por distintos motivos. En algunas ocasiones porque, como ahora, he formado una composición que me gusta y me quedo a observarla un rato. Me llaman para que suba a cenar poniéndome mensajes por el telefonillo. Los ignoro. El tiempo, que corre más deprisa cuando nos vamos haciendo mayores, es un ente que debe frenarse de vez en cuando para disfrutar lentamente de las cosas que importan. Las que verdaderamente me dan sentido y felicidad en la vida. Como mis trenes.
Te leo todos los días y me encantan tus entradas. Sólo echo de menos fotografías desde otros puntos de tu maqueta.
ResponderEliminarEs sólo una sugerencia pero, tienes la posibilidad de hacer fotos con una cámara a nivel de vía. Sería coj.... fantástico.
Un abrazo y sigue así