Nada más acorde con el proceso ecologista, en el que nuestra sociedad se sumerge, que eliminar el plástico, sustituyéndolo por el latón, con el fin de minimizar nuestra huella ecológica en el uso y abuso de nuestro hobby. Esta minoración de impacto ecológico, presenta la ventaja de poder disfrutar de modelos de gran calidad, lo que nos permite serenar el espíritu, contemplando objetos estéticamente "cuasi" perfectos. Ese "cuasi" es porque hay que entender, no parece tarea fácil, que no se pueden mantener todos y cada uno de los detalles de un modelo real cuando lo pasamos a una escala que, como la H0, disminuye en 87 veces su tamaño.
Para tranquilidad de todos los aficionados es conveniente aclarar que en H0, ni en cualesquiera otra escala, se pueden respetar todos esos detalles incluyéndolos en un modelo. Lo importante de este asunto es que ese modelo a escala nos dé la imagen aparente, y lo más detallada posible, de su homólogo real. Basta con observar la diferencia del ancho de llanta y altura de pestaña de cualquier vagón a escala con su homónimo real, para darse cuenta de que es imposible aplicar con rigurosidad la reducción correspondiente.
Precisamente por eso, el ingenio del artista que, técnica y habilidosamente, realiza estos modelos tiene su truco como todo elemento mágico o religioso. Que no es otro, más que el saber escoger cuales son los detalles que debe descartar en la reproducción y cuales no. Esa es la sensibilidad que hace que un modelo llegue a ser una obra de arte y otro no, consiguiendo esa relación extraña entre artista y observador que es la emoción. Esta sensación es altamente perceptible con los modelos en latón y menos en los de plástico.
Escogemos nuestros modelos emocionalmente, como corresponde a una pasión que es, en el fondo, eso que llamamos afición. Podemos buscarle los tres pies al gato todo lo que queramos pero, en realidad, por encima de la milimétrica cuantificación reproductiva de algunos aficionados, lo que vale es la impresión óptica y táctil que nos producen nuestros modelos cuando los vemos y tocamos.
Animemos pues, a nuestros artesanos a producir modelos en latón en mayor cantidad, bien sea en kit, semi-kit o terminado, para mayor disfrute y satisfacción nuestra, generando así mayor corrección medioambiental para los ecologistas. Pero animémoslos a hacerlo bien. Diseñen de forma correcta y acertada, de modo que podamos montar sus modelos con facilidad. Animemos también, a que abran las puertas de sus talleres a aquellos modelistas, místicamente recogidos, que guardan sus misterios en el arcano de su casa y solo surten a sus amistades. Desaparezca el plástico y vuelva el latón a nuestras vías, electrificadas afortunadamente, para que se pueda seguir jugando con trenes de baja huella ecológica de Algeciras a Estambul y, hasta en Suecia, sea posible que los niños dejen de encadenarse a las farolas, para sustituir sus anhelos infantiles de respirar aire puro por el juego de los ferrocarriles ecológicos en miniatura.
Mientras esperamos que eso llegue a ocurrir, el proceso del deshielo terrestre seguirá su curso milenario (nadie tiene en cuenta la geotermia terrestre, posiblemente porque ni da dinero, ni se presta a tonterías de medios) y nosotros seguiremos alternando los modelos de latón con los, ya obsoletos, de plástico. Por cierto los de plástico estarán a precios exageradamente altos. Prohibir es un negocio.
Posiblemente, Papá Noel, hombre ecologista del Norte, debería haber regalado más trenes, de madera, por Navidades. Un regalo ecológico, relajante, pacificador. Algo que parece haber asumido Mabar con la propuesta de un furgón "en madera". Arriesgada proposición por la huella ecológica resultante. Me preocupa, sinceramente, que el alto nivel de consumo habitual en la afición española pueda poner en peligro los bosques brasileños.
Pero volviendo a Suecia, entre Greta y Greta, me quedo con la Garbo. Además, fumaba. Sin comparación.
Comparto su punto de vista. Baste recordar los pioneros del latón a perfecta escala HO O HOn3 y On3 fabricados en Japón y luego en Corea desde mediados del siglo pasado hasta la década del 80. Y también los de origen suizo, correspondientes a prototipos europeos.
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