El planteamiento de una maqueta no es una cosa simple, sobre todo si es la que se va a colocar en casa. Planificar, valorar y elucubrar con las distintas posibilidades que deberá tener el trazado para que nos permita disfrutar cuando esté terminada, no solamente nos va a llevar de cabeza durante varios meses, sino que lo que es peor, si nos equivocamos ya no tendrá otra solución más que desmontarla. No es raro que después de terminar una maqueta, motivos ajenos a nuestra voluntad, pero no pensados, nos hayan hecho arrepentirnos de haber escogido tal o cual trazado.
Voy a exponer como he ido planificando una de mis maquetas cuando ya empezaba a desarrollarse el modelismo de atmósfera en Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos. Era un período de transición entre el modelismo convencional, tipo catalogo de vías, y el moderno con integración del paisaje y verosimilitud en los modelos. En esa época, en España, no resultaba fácil obtener toda clase de aparatos de vía que no fueran los de las marcas más convencionales que distaban mucho de ser realistas. El que los motores de los desvíos queden sobre el tablero es un claro ejemplo de esa dificultad, aunque lo peor es que puedan talonarse, algo totalmente ajeno a la realidad y que atenta contra cualquier movimiento real de los trenes. Hubo que cargar con ello durante bastante tiempo.
Al iniciar la planificación de la maqueta, la época y la Administración que iba a utilizar eran irrelevantes en ese momento porque, una vez definido el trazado, todo se puede acoplar a cualquier situación que podamos imaginar. Incluso una línea concreta es perfectamente ajustable.
Por tanto, voy a entrar en el punto fundamental de la planificación que, para mí, fue la elección del trazado.
Siempre han existido dos posibilidades, el clásico óvalo dando vueltas, o el no menos clásico punto a punto.
Siempre han existido dos posibilidades, el clásico óvalo dando vueltas, o el no menos clásico punto a punto.
Cada una de estas dos opciones tienen sus defensores y detractores. Si se quiere ver pasar y pasar los trenes, obviamente será necesario un óvalo con independencia de su forma. Si se pretende tener una explotación que reproduzca la realidad con sus movimientos, composiciones, etc, en plan purista, pues será de rigor el punto a punto. A todos nos gustan ambas cosas, por lo que me planteé unirlas en un sistema que me permitiera disfrutar de las dos posibilidades.
EL ÓVALO
Con una superficie disponible de 25m2, en un espacio con forma de L, la maqueta debería ser perimetral, con un pasillo central mínimo y acceso por la base de la L con la puerta abriéndose hacia el exterior para ganar espacio.
Al ser un local estrecho y alargado, decidí sustituir el óvalo por un hueso de perro, y extenderlo hasta doblarlo sobre sí mismo. De esta manera surge un circuito en doble vía falsa que permite dar vueltas y vueltas.
Al ser un local estrecho y alargado, decidí sustituir el óvalo por un hueso de perro, y extenderlo hasta doblarlo sobre sí mismo. De esta manera surge un circuito en doble vía falsa que permite dar vueltas y vueltas.
Una vez dibujado el hueso de perro, estirado y doblado sobre sí mismo, era obligado que en una zona existieran dos niveles. Aunque en el croquis se vean separados, el espacio disponible obligaba a colocar uno encima de otro.
Se deberían añadir estaciones intermedias u ocultas en algún punto del circuito. Coloqué una estación intermedia en una zona de paso y otras dos estaciones ocultas en la que ya tenía previsto que estaría en un nivel inferior. En la opción más sencilla disponía de unos 70 metros de vía, como mínimo, para poder montar los correspondientes cantones para disponer de 6 trenes circulando de forma continua.
EL PUNTO A PUNTO
Las sucesivas visitas, desde mi infancia, a la Estación del Norte de Madrid me habían convencido de dos cosas: Primero, que donde esté una estación Término que se quiten las demás. Las posibilidades de maniobras, formación de convoyes, etc, son inmejorables en una Término.
Segundo, la necesidad de incluir una vía de contorno o sobrepaso en esa estación Término. La magia añadida de la aparición y desaparición de trenes es absolutamente imprescindible en una maqueta.
Segundo, la necesidad de incluir una vía de contorno o sobrepaso en esa estación Término. La magia añadida de la aparición y desaparición de trenes es absolutamente imprescindible en una maqueta.
Aplicando el principio de querer es poder, incorporé a mi hueso de perro una estación Término en un extremo. Acababa de reconvertir el hueso de perro en un circuito punto a punto, con la ventaja de que ya disponía de la vía de circunvalación en ese mismo extremo. Ahora mis trenes podrían dar vueltas o entrar y salir de la estación Término, e incluso desaparecer un tiempo.
¿SUFICIENTE O ALGO MÁS?
Hasta el momento lo que tenía era un circuito largo, en doble vía falsa, con una buena cantidad de metros de recorrido, en el que una estación Término me permitía lanzar y recibir trenes que pasaban por una estación intermedia a la vista y que se detenían el tiempo que resultara preciso en una estación oculta para acceder nuevamente a la estación intermedia, y desde ahí a la término. También disponía de la posibilidad de hacer pasar varios trenes por todo el circuito, uno tras otro en función de los cantones, sin que entraran ni salieran de la estación Término, pasando por la estación intermedia y las ocultas.
Me pregunté si eso sería suficiente. La respuesta fue, no. Hasta ahora la maqueta podía organizarse de forma automática, con una sucesión de movimientos programados que, cumpliendo una función necesaria, a mí no me entusiasman. Quería añadir algo que le diese más vida y creara una dificultad añadida que justificara la necesidad física de un operador.
Desde la vía de circunvalación decidí sacar una línea que conectara con la estación intermedia sin seguir la vía principal. Añadí una pequeña vía de sobrepaso para que pudieran circular dos trenes. El principal problema de construcción podía ser la pendiente de esa línea, por lo que había que valorar donde situar el punto de arranque para que encajara la cota de la vía de circunvalación con la de conexión a la estación intermedia manteniendo una pendiente asumible.
La nueva vía me permitiría generar la posibilidad de dos nuevas circulaciones en la parte superior de la maqueta, una en cada sentido y que podrían, o no, recorrer también el circuito principal según el criterio que fijara. En principio estaba pensado para incluir trenes de cercanías que recorrieran el espacio entre la estación principal y la intermedia en ambos sentidos. Esta nueva situación me obligaría a proyectar una zona de cruzamiento.
¿Pero, a quién no le gusta una estación secundaria, con sus pequeñas locomotoras de vapor, automotores, coches y vagones de dos ejes, etc, etc? A mí, sí. Añadiendo otro ramal por la parte opuesta a la vía de circunvalación se podía llegar a una estación término rural. Gracias a la distancia a recorrer desde el punto de conexión, más de diez metros, se podía ascender sin problemas de pendiente hasta un tercer nivel.
Único problema, sería necesario utilizar el espacio más ancho de la L para situar la estación, lo que obligaría a entrar agachándose ya que la puerta de acceso está en esa zona. Impensable poder colocar una zona rebatible para el paso. ¿Comodidad o satisfacción? Sin dudar, satisfacción.
-"No entrarás al Reino de los Trenes sin inclinar la cabeza, pues el umbral es estrecho, pero si lo atraviesas, una vez dentro podrás alzarte y conocerás el Paraíso"- escuché la tonante voz del Mago Supremo de las sagas ferroviarias dirigiéndose al inocente aprendiz. Y así lo hice.
Este ramal me permite combinar cinco recorridos, alguno de ellos independiente de los del circuito principal. Los veremos en la próxima entrada. Lo interesante de su inclusión es que da una mayor importancia al control de movimientos en la estación intermedia, llegando a ser necesario un segundo operador en función del número de trenes en movimiento, lo que anima bastante al conjunto de la maqueta.
Una delicia ver los distintos rincones de tu maqueta. Como nos cuentas en esta entrada, tu maqueta ha ido evolucionando y el resultado ( hasta el día de hoy ) es una ejecución magistral.
ResponderEliminarPor mi parte, yo me considero a día de hoy, un coleccionista de vitrina. Quizás dentro de unos años haga algo.
Mientras tanto voy aprendiendo de personas como tú.
Un saludo.
Gracias por tu comentario David, pero mi maqueta no es magistral ni mucho menos. Mi idea es ir contando como fui desarrollando un concepto hasta que terminé construyéndolo. Tiene muchos defectos que iré desgranando en próximas entradas para que no se caiga en ellos cuando se diseñe una maqueta. Lo que me interesa transmitir, más que el resultado final, es el cambio de cultura en el modelismo que se produce a finales de los años 70. Veremos si lo consigo. Saludos.
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