Acorde con los años 50, la fotografía me retrotrae a aquellos viajes de Madrid a Segovia en las añoradas UTE-300. Recuerdo, o creo recordar, con el tiempo pasado uno ya no sabe nunca de forma fija si es cierto lo que dice, que las luces del interior, en los techos, estaban formadas por unas semiesferas blancas sujetas por un aro dorado con una bombilla en su interior que proyectaba una luz un tanto amarillenta. Tengo siempre ese recuerdo cuando pienso en las UTE. Posiblemente sea tan falso como aquel que de pequeño tenía, en el que me empecinaba con que la estación de Segovia estaba en un túnel, que no se yo de dónde lo habría sacado, pero yo ahí estaba, erre que erre con el túnel.
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