LA MALA SUERTE NO EXISTE


Cuando un amigo me ofreció la posibilidad de adquirir un kit de la 232 T Maffei de la MZA ni me lo pensé. Es una de esas locomotoras de formas equilibradas, con un carácter muy propio de la fábrica de donde procede. Una bonita locomotora que ya había visto montada en una revista, aunque no la había visto funcionar. Como conozco a una persona que es muy buena en los montajes le hice el encargo, con la tranquilidad de que su habilidad en el montaje cubriría las deficiencias observadas en las fotografías, como así ha sido.

El modelo ya terminado, eliminados algunos defectos y mejorando otras cosas, ha quedado con un aspecto visual formidable pero me ha dado una sorpresa. La insatisfacción generada por su mal comportamiento dinámico y las prestaciones del motor. Todo esto se va solucionando con paciencia, trabajo y algo más. Alguien dirá, qué mala suerte.

Si valoro económicamente este asunto, no merece la pena comprar un modelo así. Por menos dinero de lo que me va a acabar costando este modelo, se consigue una locomotora de latón de una reputada marca comercial que tiene un comportamiento excelente, está digitalizada, con sonido y luces, con un nivel de acabados extraordinario, en una caja y hasta con un par de guantes para no marcarla al cogerla. Es decir, un producto de buena calidad que nadie discute.

No se trata por tanto de latón sí o latón no, ni de si es caro o barato, ni siquiera de cuánto se ha pagado por el montaje. Se trata de calidad del producto. Entre dos locomotoras del mismo precio final, una es cara si está hecha regular pero funciona mal y otra es barata si está bien hecha y funciona bien. Un producto de modelismo de alta gama (el latón lo es) debe disponer de una buena reproducción, una motorización acorde con el momento tecnológico y una presentación adecuada del producto final. No basta con escribirlo en una página web, hay que refrendarlo con el producto. Ese es el concepto de una política artesanal seria. Y eso es lo que quiere un cliente que paga.

Esta locomotora analógica puede valer como modelo estático o de vitrina con un montaje de calidad, pero que se queda a años luz de lo que se puede obtener por ese mismo precio final de un fabricante responsable. Cualquier aspecto relacionado con la motorización para que pueda rodar en una maqueta con unas condiciones aceptables y poder disfrutar de ralentís, frenadas y sonidos, requiere una inversión en un nuevo motor con volante de inercia, transmisión nueva, decoder con altavoz, mejorar el bastidor, reglar los carretones, incluso poner luces, que va a encarecer el producto de una forma exagerada en tiempo y dinero. Completar y modernizar un modelo obsoleto.

A la vista del resultado, entiendo que se pueden vender estos productos a amigos previamente dispuestos y poco más. Son modelos medianamente aparentes, apropiados para aficionados a las "performances" que les proporcionará horas de entretenimiento, cosa que me parece bien. Por tanto no es que haya tenido mala suerte, es que he comprado un producto que nunca debí comprar porque al no ser amigo del "artesano" (ni siquiera le conozco) está claro que no iba dirigido a mí, pero fundamentalmente, porque carece de la calidad necesaria para poder obtener un resultado final acorde al precio. Algo bastante difícil de apreciar en toda su extensión cuando no te enseñan un kit y lo compras de oídas. Es lo que hay. Otra cosa es conformarse con tal de hacer una colección de Renfe. No es mi caso. No se volverá a repetir. La mala suerte no existe.













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