Mi primer contacto con la BR 62 fue en un catálogo de la antigua Liliput de Viena en los años 70. Una de las muchas locomotoras que no resultaba fácil de conseguir y que se quedaba en la lista de pendientes en espera de un viaje. Con el tiempo el modelo se quedó desfasado en calidad de reproducción. Fué en los años 80 cuando tras la primera recompra de Liliput, se fabricó como el producto estrella de relanzamiento de la marca. Una serie de tirada limitada en caja de madera con el cuerpo metálico, piezas de latón, digitalizable y luces de mantenimiento a locomotora parada. Un lujo. La pude adquirir en uno de tantos comercios hoy desaparecidos. Fantástica.
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