MODELISMO FERROVIARIO: EVOLUCIÓN (II)

Retomo el asunto partiendo de las tres premisas previas en las que había dejado el tema. En nuestras maquetas debe predominar el ferrocarril, deben hacerse a escala y deben estar construidas lo mejor posible para que se parezcan mucho a la realidad. Nos faltaba buscar la información adecuada para desarrollar estos temas. 


Desde esos manuales de colocación de vías que comentaba en la entrada anterior, las publicaciones sobre maquetas su diseño y construcción han aumentado considerablemente en los últimos años. En los años 60 y 70 del siglo pasado había muy poca cosa en España. Algo de Gili, traducciones de algún manual francés, y las consabidas revistas francesas, americanas y británicas que poco o nada tenían que ver con lo demás, más dominado por los folletos del maquetismo alemán de Marklin, Fleischmann y Trix. Mucho circuito cerrado.










De ahí vienen los males. Tras los circuitos sobre tablero ya comentados se presentaron las maquetas de pisos con estaciones ocultas y rampas helicoidales. Su finalidad, aparte de ampliar el recorrido de los trenes era facilitar el tránsito de los mismos de una forma similar a la de la realidad. El resultado final, en la mayoría de los casos, eran unas maquetas rascacielos en donde los trenes subían y bajaban por rampas pronunciadas en exceso, dándome la impresión de no haber salido nunca de Suiza, estando además condenado a contemplar permanentemente el famoso paso de la iglesia de Wassen en la línea del Gotardo. Y que, dicho sea de paso, verlo una vez está bien pero pasarse el día mirándolo es mucho para un humano y más si está acompañado de una persona encantadora a la que los trenes le importan un bledo.

Desgraciadamente, a pesar de que España es el país más montañoso de Europa después de Suiza, las diferencias geográficas entre Wassen y Albacete, pongo por caso, son bastante numerosas. ¿Dónde vamos a colocar estas rampas? En Pajares, dirán los listillos. Ponte tú a hacer la rampa de Pajares y verás lo que ocupa. La utilización de las helicoidales en las maquetas es factible si son de pisos y el mamotreto del cilindro puede estar separado del escenario representado. Apropiados para maquetas tipo estantería con varias estaciones que simulan un recorrido que no se puede ver más que en una mínima parte. Diferencias de cota de 150, 210 mm. o más, son inasumibles en una maqueta cerrada.

Otras fuentes de información provienen de los entendidos, expertos o enterados, como se prefiera. Ojo con estas personas, porque generalmente tienen una cierta predisposición a colocarte la maqueta que ellos nunca llegaron a construir y que ni se parece a lo que tú quieres. Bajo el concepto de la pureza y corrección te colocarán un tinglado de normas, criterios, recomendaciones y órdenes que, ni son imprescindibles, ni en la mayoría de los casos necesarias para poder disfrutar de  nuestra afición de un modo realista, que es de lo que se trata.

Tan absurdo es saturar de vías el espacio disponible como realizar una  estación de vía única con un apartadero. En el primer caso la falta de realidad es evidente porque no resultará fácil encontrar esos niveles de saturación en una estación real. En el segundo porque, aunque sea muy real, la capacidad de entretenimiento que nos puede dar este tipo de estación es mínimo. En el mejor de los casos, un par de movimientos con maniobras al día y unos pocos trenes a lo largo de la jornada. Puede que haya quien lo encuentre fascinante. Yo no. Convertir una afición en una especie de religión con actos de fé incluidos no entra en mis perspectivas mentales de lo que es un divertimento.

Todas estas formas de construir maquetas sobrecargadas empezaron a quedarme desfasadas cuando, en 1979, empecé a leer de forma habitual, a través de las publicaciones de Loco Revue, los conceptos del modelismo de atmósfera. Algo ya conocido en maquetas británicas que, en mi opinión, siempre han sido las mejores como ya he dicho. Los festivales de exposición de maquetas británicos tienen la virtud de presentar alguna cosa interesante que me ha servido de punto de partida para nuevas ideas.

Sin complicarse mucho la vida, creo recomendable empezar por cosas sencillas, fáciles de leer y entender. Me parece fundamental no empezar consultando a nadie, sino aprendiendo y sacando conclusiones por uno mismo. Ya habrá tiempo para preguntar cuando se tengan unos conocimientos básicos.

Los tomos 1 y 2 de Modelismo Ferroviario de Hill están muy bien para aprender algunas de estas cosas. Hay un par de circuitos muy interesantes en el 1 y buenos consejos constructivos en el 2. Para empezar a leer y reflexionar sobre el modelismo de atmósfera son muy apropiados. Existen multitud de libros sobre maquetismo, franceses, alemanes, británicos, estadounidenses, excelentes. Miles de planos con circuitos en esquema, dibujados artísticamente o en fotografías. De vídeos mejor no hablar, miles y miles. De todos ellos podemos aprender algo. Muy pocos corresponden a la definición de modelismo.

Respecto a este tema de la atmósfera, se puede ver el circuito y mucho más en ferbach.be. Recomendable.

La aparición del modelismo de atmósfera cambió algunas aspectos conceptuales, como la altura de observación (siempre se veían las maquetas desde arriba) la ubicación del espectador (la maqueta envuelve al que la ve o maneja) la aplicación de un paisaje veraz (los edificios deben ser sino iguales lo más parecidos posibles) unido a unos trazados que representan la realidad de la línea y sus características más notables. Entre otras muchas cosas no menos transcendentes a la hora de diseñar y planificar. Unos cambios importantes que se han ido aplicando hasta el momento y han permitido la aparición de algunas excelentes maquetas, abriendo nuevas posibilidades de explotación incluso en ámbitos muy reducidos. Algo muy interesante por la escasez de espacio necesario en algunas escalas y en muchas viviendas de aficionados.

Veremos alguna de estas cosas en el próximo episodio. 

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