NOCHE DE REYES

Con los nervios de punta, aguardo con ansiedad que los Reyes Magos dejen en mi casa los regalos que he pedido al bueno de Melchor. Yo ya solamente le pido los regalos a él, porque es como yo, un varón anciano, heterosexual, blanco, que seguramente comprende mis inquietudes culturales y no quiero complicarme la vida con los otros reyes, posiblemente pertenecientes a colectivos autogestionarios diferenciados, que son demasiado modernos para mi comprensión senil.


Todos los años le pido mi trenecillo a Melchor y espero confiadamente que me lo traiga. Hasta ahora ha sido así, aunque parece que cada vez le resulta más difícil encontrar material que pueda interesarme. Este año debería aparecer algo de la DRG y de la época III de la SNCF. ¿Será posible?


En mi imaginario personal existen otros Magos. Hechiceros de magia blanca que me sorprenden con sus regalos. Individuos extraños, con esa bonhomía de alguien que parece que disfruta haciendo feliz a los demás. Especie en riesgo de extinción. 

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