UN TERCERA SINGULAR

Mi amistad con Fernando Díaz me permite abusar de su cortesía en exceso, para eso estamos los amigos, y puedo observar como va montando algunos modelos. Esto de observar, ver trabajar a los demás, aparte de ser una costumbre española es habitual en personas mayores, prestos a sonreír cuando aparece el fallo. La mala leche tradicional. No es mi caso. Me gusta verle trabajar y comprobar como su habilidad va generando estas pequeñas piezas de orfebrería con las que luego nos deleita a clientes y amigos. Tras el furgón del exCentral de Aragón venía el tercera y aquí están  recogidas algunas de las fases de su construcción.

El bastidor
El interior
El modelo ensamblado sin terminar
Los que tenemos la suerte de disponer de sus montajes ya sabemos de la calidad de terminación de sus modelos. También de la rigurosidad con la que suele reproducir los modelos en base a la amplia documentación de que dispone. Y, en ocasiones, incluye algún detalle exclusivo si el tiempo y la demanda no lo impide.

Este es el caso de mi tercera, en el que ha incluido las tuberías del depósito de agua que desde el techo recorren el testero del aseo. 
Para que el encaje del techo con los testeros en la parte curvada no se aprecie cuando el modelo se ha montado, ha soldado al borde del techo una pieza curva que elimina ese problema.
Como puede observarse en la fotografía, faltan todavía algunos detalles, la manivela de las puertas, por ejemplo.

Verle trabajar es una delicia que me permite apreciar la dificultad de su trabajo y ser consciente de la imposibilidad de que yo pudiera hacerlo, no igual, ni siquiera parecido. Un arte.



Lo molesto de todo este asunto es la sensación de que siempre estás en deuda, porque ¿como devuelves todos estos ratos de felicidad?. Ni con una destilería escocesa podría saldarse. 

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