Desde su origen los trenes han transportado el correo. Es conocido el decreto de Isabel II en el que se recoge esta condición para el transporte de los envíos a la mayor brevedad posible. En estas circunstancias los trenes disponen normalmente de un coche para el servicio de correos, de forma casi habitual, si exceptuamos algunos servicios de cercanías o temporeros.
Al formarse la RENFE el servicio se sigue dispensando de la misma forma hasta que, por el aumento de volumen, se hace necesario en el año 1978 regular una serie de trenes denominados postales que, de forma radial, cubrirán la distribución del correo por la península. Estos trenes, que son puros, no tienen nada que ver con los trenes correo, ni con la prestación del servicio en los trenes convencionales. Tampoco son objeto de esta entrada.
Cualquier persona que recorriera los andenes de una estación en las décadas de los 40, 50 y 60 del siglo pasado, podía observar las carretillas con las sacas de correos dispuestas para subirlas al coche correspondiente. Se podía comprobar, cuantas veces lo habré visto en Atocha o en Norte, que aunque no estuviese todavía el coche situado en la vía, las carretillas, con exactitud casi milimétrica, ya estaban en su posición correcta esperando el embarque. Tanto a los expresos, como directos, ómnibus y por supuesto correos, se incorporaba un coche de la DGDC que podía ser furgón, estafeta o mixto y que dotado de un buzón a cada lado recogía las cartas que a última hora alguien depositaba una vez concluido el servicio de recogida de Correos. Otros tiempos, evidentemente.
En función del tipo de tren el servicio era más o menos rápido. Los expresos dejaban el correo y la pequeña paquetería a primeras horas de la mañana en su correspondiente destino, mientras que los correos y los ómnibus, con sus numerosas paradas y acumulación de retrasos por la carga y descarga, cesiones de paso, etc, podían dilatar de forma excesiva la entrega. Había que recurrir al "Urgente" para que al clasificar el correo te enviaran la carta con rapidez.
También se trasladaban "Valores", entendiendo por esta palabra tanto dinero en efectivo como envíos de objetos que por su precio se consideraban especiales. En estos casos, obviamente, no se dejaban en las carretillas y se guardaban en unos compartimentos especiales bajo llave y vigilancia. En algunas ocasiones se produjeron robos en estos coches como consecuencia de asaltos al tren. Pocos, y nada que ver con el guión de la mayoría de películas que se han filmado sobre este tema.
Por tanto, es natural que en nuestros trenes a escala, sobre todo si hemos elegido la época III de Renfe, el coche de correos siempre forme parte de cualquier composición de los tipos citados. Afortunadamente distintos coches de correos han sido reproducidos en latón por Miniaturas Lacalle, transformaciones mixtas con latón y plástico por TULATÓN y otros por encargo de distintas tiendas, foros, etc, además del coche 2000 de Electrotren. En comparación con otros tipos de coche están, proporcionalmente, bastante bien reproducidos en cantidad y calidad.
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