DE MADRID A VALENCIA, VÍA CUENCA

Durante un cierto tiempo, a finales de los años 60, realicé una serie de viajes de Madrid a Valencia. Si el viaje lo realizaba de día, vía Cuenca, en el Talgo. Si lo hacía de noche, en un expreso, por Albacete. Este último recorrido se prestaba a largas veladas en aquellos estupendos compartimentos de los cinco mil de primera, ya que el tren recorría las llanuras manchegas lentamente, a veces demasiado lentamente, unas catorce horas que no se me olvidarán fácilmente.

Se daban así las condiciones para iniciar amistades eternas que desaparecían al llegar a Atocha, o citas para conocer la capital, de las que algunas acababan en plantón porque como los pimientos de Padrón unas picaban y otras no. En ambos casos disfrutaba del viaje por aquellas cosas de los diecisiete años y viajar solo, algo a lo que ya me iba acostumbrando y que me ha sido muy útil en la vida. 

Poco imaginaba entonces que estos serían unos de los últimos trenes que tomaría antes de sacarme el carnet de conducir. La memoria siempre traiciona, he formado estas composiciones en base a mis recuerdos y algún otro dato supongo que más fiable. Espero haber acertado, y si no es así, por lo menos que os gusten. Os dejo un pequeño vídeo sobre ellos. Tres trenes en una vía

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