ENTRE TODOS LA MATARON, PERO SE MURIÓ DE VIEJA.

Cada vez que leo que el problema de la disminución de la afición por el ferrocarril es causado porque los jóvenes solamente conocen la Alta Velocidad y las UT´s, me pregunto si es que vivo en un universo paralelo fuera de la realidad. Culpar a la RENFE, ADIF, AGIF, o como quieran llamarlo ahora, es una de las cosas más absurdas y carentes de lógica que pueden decirse para justificar el decaimiento de una afición que nunca fue numerosa.

Si alguien quiere tomarse en serio el análisis del problema veremos que es una Hidra de muchas cabezas y algunas de ellas pueden llegar a pertenecer a esos que siempre se están quejando. 

Yo, como aficionado modesto, aunque mi proveedor habitual me defina como el cliente fácil, tengo alguna opinión al respecto. Son casi 60 años de afición, la mayoría, por no decir todos, en solitario, porque cuando era un adolescente no me resulto atractivo, ni cómodo, pertenecer a la Asociación de Amigos del Ferrocarril de mi localidad. Primera cabeza de la Hidra.

Además de mi afición a los trenes, soy un lector impenitente. Me ha costado Dios y ayuda encontrar libros que trataran sobre el tema de RENFE. Ni libros, ni fotos, ni nada de nada, durante muchos años. Conclusión: libros y revistas alemanes, franceses, ingleses. Segunda cabeza de la Hidra.

Las marcas comerciales de "trenes eléctricos" nacionales siempre han tenido una producción escasa y/o limitada,  desde que era un niño hasta los años 90 del pasado siglo. PAYÁ, Jyesa, Electrotren, Ibertren, no fueron capaces de progresar como marcas, limitándose a una fabricación de andar por casa y poco más. Conclusión: comprar marcas extranjeras. Tercera cabeza de la Hidra.

Esta afición requiere de dos cosas muy importantes: dinero y espacio. Para generar y mantener la afición hace falta dinero. Porque desde que era pequeño tener un tren eléctrico era de niño con familia "de posibles". Prueba de ello es que las tiendas y bazares que tenían este tipo de juguetes estaban en las zonas céntricas y caras de las ciudades. Era, y es, un juguete caro. Un juguete que muchas familias no han podido comprar a sus hijos, que se ha comprado una vez y no se ha ampliado, o en el mejor de los casos se ha ido ampliando en contadas ocasiones hasta una cierta edad.
Por otra parte se necesita espacio. Para tener un espacio dedicado al tren, hay que disponer de suficiente espacio para lo demás y eso tiene un precio. Cuarta y Quinta cabeza de la Hidra.

Las personas que fuimos superando todos estos problemas nos acabamos decantando por aficionarnos a los trenes de otros países. Como el mayor surtido era de trenes alemanes, las marcas germanas han sido siempre las que han dominado el panorama del modelismo en España. Lo que ocurre es que, después de tantos años, hasta en Alemania se ha saturado el mercado porque la reproducción de los modelos ya no da mas de sí. Cuando se mantiene una afición durante tanto tiempo llega un momento en el que ya tienes todo lo que quieres. Los modelos reales de locomotoras son los que son, y prácticamente se han fabricado casi todos a escala. No aparece cada día uno nuevo. Los fabricantes repintan, se inventan cosas para que volvamos a comprar el mismo modelo otra vez, etc, etc. Aparece el cansancio del coleccionista. Sexta cabeza de la Hidra.

Con el paso del tiempo las personas que tenemos una afición nos vamos "afinando". Según vamos aprendiendo, nos volvemos más exigentes y nuestros gustos cambian a mejor, pedimos más calidad, mejores prestaciones y todo eso cuesta. Encarece todavía más un producto ya caro. Esto obliga a llevar la producción a países de bajo coste de mano de obra, con una calidad final que ya no es la que era originalmente. Como los precios de venta no bajan, algunos aficionados se lo piensan mucho antes de comprar. La producción no se vende en la medida deseada, las empresas entran en crisis económica y buscan alternativas a este tipo de inversión no productiva. Séptima cabeza de la Hidra.

La reaparición de marcas nacionales en los 90, que parecía prometedora, se ha ido diluyendo en una escasa producción por no decir nula, caso de la nueva Ibertren, venta de Electrotren a la multinacional Hornby que además atraviesa momentos muy difíciles, K-train dedicada a vagones de mercancías (una rememoración de la antigua Electrotren), una empresa familiar Mabar que lucha por mantener una producción anual limitada pero de calidad. Y nada más. Es una industria mínima, incapaz de generar medios, ni recursos, para hacerse oír y llegar al ciudadano medio. Octava cabeza de la Hidra.

La falta de cultura general de un país no favorece el que se promocionen culturas minoritarias que además son problemáticas. Mantener en estado de funcionamiento un parque de maquinaria antiguo y fuera de uso, por no hablar de organizar desplazamientos con locomotoras antiguas, es muy caro y solamente se lo pueden permitir países con un nivel de vida muy alto. En una sociedad que desprecia el conocimiento en muchos aspectos, imprescindibles para la formación de sus ciudadanos, pedir que se ocupe de divulgar la afición al ferrocarril invirtiendo un dinero, que es necesario para fines más acuciantes, es impensable. La única solución es que los aficionados a este tipo de eventos corran con los costes de los mismos.  Siempre serán casos minoritarios. Novena cabeza de la Hidra.

La Hidra de Lerna tenía nueve cabezas, aunque hay quien decía que tenía hasta cien. Yo no sé si en nuestro caso llegarían a tantas pero, desde luego, con estas nueve no son suficientes. Entre tanto experto, maestro y pontífice que busquen las que faltan, que puede que les conciernan.

Aunque un Hércules nacional hubiera podido cortar todas estas cabezas de la Hidra, quedaría el cuerpo. El cuerpo formado por esos cientos, escasos miles, de aficionados que vamos envejeciendo, que tenemos otras prioridades, que hemos cambiado nuestra percepción de la afición y que ya no compramos o no compraremos con la misma intensidad que antes por distintos motivos, como el deterioro económico de las pensiones. Un cuerpo que, con cabezas o sin cabezas, lógicamente acabará desapareciendo, de viejo.

1 comentario:

  1. qué triste... :( pero tienes tanta razón... Has dado en el clavo en todo.

    Saludos,
    Toni

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