LA FOTO DEL DÍA 20/07/2016



En los años cincuenta del pasado siglo existía un fenómeno ferroviario que recibía el nombre de tren discrecional. Estos trenes, de horarios de salida arbitrarios y desconocidos para todos, excepto para el jefe de estación y el factor, estaban compuestos por una variopinta serie de coches y vagones en función de unos parámetros logísticos imposibles de entender para el público en general. Al no existir internet, ni ordenadores, ni móviles, había que recurrir a los maleteros, fuente de toda clase de informaciones ferroviarias dignas de crédito que amablemente, más amablemente con una propina, nos indicaban si realmente el susodicho tren iba a formarse, tenía prevista su salida en ese día y por que vía. La hora de partida era mucho decir y la de llegada una entelequia.

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