LA LOCOMOTORA DE PROUST

Las locomotoras antiguas tienen un olor especial. Es una mezcla de grasa y de filamento de cobre recalentado que les confieren unas características tan propias que cualquiera que hayamos jugado con ellas reconocemos al instante. En su contra aparecen la falta de detalles o la calidad de fabricación que hoy exigimos a los modelos. Es algo que, a todos los que como yo llevamos muchos años divirtiéndonos con los trenes, nos hace relegar a nuestras estanterías muchos de estos modelos. Descarte injusto para aquellos que nos hicieron tan felices en otro tiempo.

Una de mis locomotoras semiolvidadas es la ÜK 52 de Gützold, que se quedó durmiendo el sueño de los justos porque no encajaba por edad en mis trenes de la DRG, ya que había sido construida en 1942 y yo no quería pasar de 1940. Sin embargo, dentro del plan anual de mantenimiento de material no circulante y coincidiendo con unas fotografías muy interesantes del mismo modelo, pero a escala 1:35 de Trumpeter, me surgió la idea de ponerla en orden de marcha nuevamente.

Esta locomotora dispone de un tender totalmente diferente a las otras de su mismo diseño que la caracteriza. Es el denominado K 4 T30 de marco rígido. Es decir, un tender de 4 ejes fijos con capacidad para 30 m3 de agua y 8 Toneladas de carbón. Esa particularidad del tender fue lo que me hizo adquirir el modelo aunque no fuera coexistente con mis otras locomotoras. La mayoría de estas decapod utilizaron el tender K 2'2' T30, el llamado de bañera que ha sido reproducido por todas las marcas, pero este no es tan habitual.

En aquella época Gützold era una fábrica que trabajaba el plástico de forma excepcional. Toda la locomotora es de plástico, bielaje incluido, y se sujeta por un simple enclicamiento de todas las piezas. La mecánica  simple y fiable no ha dejado de funcionar correctamente. La construcción es de 1993. El modelo se mantuvo unos años con este tender y posteriormente se cambió por el K2'2' T30. Nunca se ha vuelto a reproducir en H0.

 

Compré la locomotora en Berlín en uno de aquellos viajes posteriores a la caída del Muro. La encontré en una tienda que antes, estoy absolutamente seguro, no existía porque estaba en el antiguo sector ruso. Era la muestra innegable de que los tiempos habían cambiado. El S-Bahn recuperaba su circunvalación. Y sin embargo...

Durante un tiempo contemplar los espacios vacíos me resultaba extraño, acostumbrado a ver las torres de vigilancia, las alambradas. Poco a poco se han ido rellenando pero, incluso ahora, en algunas ocasiones me he sentido desubicado.   

El olor de la magdalena empapada en té, trae a Proust los recuerdos felices del pasado de la misma manera que ese olor a carbonilla me devuelve a mí a los tiempos de la RDA, die Mauer, y el "You are leaving the American sector". Esa frase que alertaba del riesgo al dejar atrás el último bastión del mundo occidental y adentrarse en otro incierto. Alguna vez apreté el paso al volver cuando caía la tarde. Noches por los alrededores de Savignyplatz y mañanas por Karl Marx Allee. El tiempo perdido y reencontrado. Todo gracias a una locomotora de juguete.

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