He recibido hace unos días un e-mail de uno de mis amables seguidores en el que me pedía que le dijera cómo se me ocurrió construir mi estación de Oberbaumbach. Me ha parecido una pregunta curiosa ya que le he dedicado a esta estación varias entradas en el blog y, francamente, creo que he intentado explicar el desarrollo del concepto que me llevó tanto a su construcción, como a su explotación, en distintas entradas. Debo reconocer que me agrada mucho el resultado porque, sin ser nada excepcional, creo que está conseguido el equilibrio entre la atmósfera y el juego en un tamaño realmente pequeño. No me ha parecido posible responder por e-mail y prefiero utilizar esta entrada para dar respuesta a su pregunta.
Ante todo reiterarme en los conceptos ya explicados en las entradas anteriores sobre Oberbaumbach. Pero posiblemente, tras leer su correo con atención, creo que usted se refiere a qué me mueve a crear un espacio determinado y no otro, y cómo me manejo en ese espacio.
Obviamente hay que tener muy claro que tipo de estación vas a montar. La experiencia es ineludiblemente necesaria para calcular a golpe de vista lo que puede entrar, lo que no, y hasta dónde se puede forzar visualmente lo que vas a meter. No digo que no sean necesarios los planos, depende de la maqueta que se vaya a construir.
En este caso el espacio es tan pequeño que ni merece la pena perder el tiempo diseñando. Un diagrama mínimo me sirve para distribuir los espacios y las proporciones. Fui ajustando sobre la marcha.
Como en casi todo, existe un pequeño truco. Todo esto solo se puede hacer si se tienen previamente, definidos o montados, todos los elementos imprescindibles que van a formar parte de la estación. En este caso iba a reutilizar todos los edificios de la Estación de Oberbaumbach, de Vollmer que, aunque no son respetuosos con las escalas, llevan conmigo prácticamente desde el inicio de mi afición. En este caso la escala de los edificios es ligeramente inferior a 1:87, pero debido al tamaño de la superficie a utilizar no solo no se va a notar demasiado, sino que va a ser un ventaja de cara al efecto final.
Por otra parte, siempre me gusta acometer el reto de improvisar gran parte de las maquetas. Bajo mi punto de vista el tablero vacío es como un lienzo en blanco. Lo miras, imaginas, piensas, y él te va diciendo lo que debes ir colocando, lo que se deja hacer sobre lo que yo quiero hacer. Tiras las líneas, colocas trenes, compruebas espacios, perspectivas. Es una emoción, una lucha de equilibrio entre lo deseado y lo posible. Algo maravilloso que, de vez en cuando, incluso resulta aparente. Entremos en materia.
Aunque los árboles tapan las toperas, éste es el fin de la línea. Se trata de una estación término, como ya sabemos por entradas anteriores. En la fotografía puede verse el desvío triple que he utilizado no sólo para ahorrar espacio, sino para poder dar salida a las locomotoras cuando hagan maniobras. En una maqueta de pequeñas dimensiones es importante asegurar que los movimientos de las locomotoras, de cabeza a cola o viceversa, puedan realizarse dentro del espacio visual de la estación.
Hay que aprovechar la diagonal mayor al máximo que, en este trapezoide, es de aproximadamente 190 cm. Imprimiendo una curva muy abierta a la playa de vías en la zona de la estación y aprovechando la salida en curva, se consigue obtener el espacio suficiente para las tres vías que van a constituir el eje, dejando a ambos lados espacio para una vía de carga y otra vía de andén. El conjunto se cierra con dos desvíos curvos que conforman la vía de entrada y salida y una vía de espera necesaria para las maniobras. En el triángulo disponible al lado de la vía de andén he podido incluir un cocherón, sus servicios correspondientes y una plataforma giratoria.
En la vía principal junto al andén, pasado el desvío, queda suficiente espacio para que quepa una locomotora, al igual que en la vía central. Como he utilizado enganches Kadee para los trenes que voy a utilizar en esta parte del trazado, están colocadas varias planchas imantadas de desenganche. Es aconsejable, para este tipo de enganches, utilizar un regulador que permita la inversión de sentido inmediata en las locomotoras, sin pasar por punto muerto, ya que facilita mucho la maniobra.
En la fotografía anterior puede observarse que únicamente existen tres vías en el haz de la estación. A cada lado queda una vía muerta. En la parte superior de la foto para dar servicio al andén, y otra, en la inferior, para el muelle de carga de troncos y otras mercancías. En el primer caso, cabe una pequeña composición local de tres o cuatro coches de dos ejes y en el segundo unas cinco plataformas de dos ejes y cuatro de bogies. Son suficientes para el tráfico que se genera.
También se puede observar que la distancia entre ejes de vía que utilizo no se ajusta a ninguna regla. Eso es algo que me parece fundamental en mis diseños, porque es el aspecto visual es el que se impone sobre todo lo demás. Para mí, lo importante es que parezca lo que es, porque de sobra sé que nunca será la realidad. Como ya he escrito en alguna ocasión, las longitudes horizontales son imposibles de trasladar a escala H0, no perdamos el tiempo en intentar algo inviable. Pensemos, algo más recomendable, en como transferir esa sensación que nos produce lo visto o recordado a nuestra maqueta. Para esa adaptación están los pequeños trucos o recursos del modelista. Vamos a ello.
Si nos fijamos, puede observarse que solo las dos vías principales han sido trazadas en paralelo. Cuando se observa desde cualquier extremo da una sensación de continuidad. La tercera vía, al colocarse más separada crea una sensación de amplitud, aunque el incremento de ancho sobre la segunda no es muy grande. Ayuda a conseguir ese efecto la inclusión de algunos elementos que van aumentado de tamaño según se llega hacia el final. Una grúa hidráulica, la caseta de pesado y finalmente el almacén con su zona de trabajo.
Pero, ¿qué ha sido lo mas definitorio para dar sensación de amplitud? Que las vías se abren en abanico. Quedan así diferenciadas las tres zonas. Estación, muelle de carga y depósito de locomotoras.
La entrada a la estación se hace por medio de un juego de agujas curvas, de gran radio, con el fin de ganar espacio pero sin forzar el alineamiento de las composiciones. Es importante mantener la elegancia de la fluidez en las vías. Los desvíos con mucho ángulo desvirtúan completamente la sensación de realidad. En el punto más conflictivo, visualmente hablando, he situado la caseta de enclavamientos para que ayude a dividir el espacio. Antes de la primera aguja de entrada he colocado otra, en sentido contrario, que me permite disponer de una pequeña vía para completar las maniobras en la estación, maniobrar hacia el cocherón y también sirve como vía de reserva. Es ahí donde debe estar la caseta de enclavamientos para dividir el espacio entre estación y campiña.
La entrada y salida, en curva muy abierta, por detrás de esa vía de servicio, con el fondo trasero y sin ningún edificio próximo, en un ambiente campestre ayudan a dar impresión de amplitud y distancia respecto al resto del conjunto de la maqueta. La carretera sirve de elemento de separación y el paso a nivel, con la continuación de la carretera en proyección, cierra el conjunto.
Antes de proceder a fijar la vía hay que comprobar las perspectivas, la continuidad y la fluidez del trazado es la que dará la verosimilitud al proyecto. Si no parece que exista un atisbo de realidad no pasará de ser un juguete.
A todo esto hay que añadir una serie de composiciones mentales sobre varios aspectos. Por ejemplo, las maniobras que previamente calculé para tomar las decisiones sobre longitudes de vía, o el lugar en donde voy a colocar los elementos que voy a incluir en la decoración, etc. Todas estas cuestiones, que a mí me resultan imprescindibles para diseñar una maqueta, consideraciones que me parecen oportunas, requieren un tiempo para pensar y sopesar ventajas e inconvenientes que luego se reflejarán en el producto final.
Sobre menos de dos metros cuadrados se han construido la estación y sus dependencias. Desde la aguja de salida existe un curva abierta que ocupan unos terrenos de labor, una carretera con su paso a nivel y poco más en otros tantos metros cuadrados. Esta curva es la que conecta Oberbaumbach con el resto de la maqueta. Un aspecto importante en la distribución de vías en las estaciones es planificar las separaciones o distancias mínimas entre las zonas de actividad. Incluso en estos tamaños tan pequeños es posible diferenciarlas para no dar sensación de agobio con una concentración masiva de vías con distintas actividades. La vía de entrada con un radio muy amplio en medio del campo abierto contribuye a aumentar la sensación de distancia.
Es decir, en una superficie de tres metros de largo por un metro cuarenta de ancho, menos de cuatro metros cuadrados y medio, se puede disponer del espacio suficiente para poder realizar modelismo de atmósfera.
La reproducción de estaciones reales es una propuesta muy interesante, pero requiere mucho espacio. La habilidad del modelista consiste, a mi entender, en reproducir una atmósfera que recuerda a la realidad aunque, como es lógico, no se pueda disponer de la superficie necesaria. Se puede recurrir a reproducir fielmente pequeñas estaciones de vía única, con un apartadero o un sobrepaso pero, desgraciadamente, ese tipo de estación no da demasiado juego. Por tanto, solamente nos queda la adaptación, o la invención, para construir nuestras estaciones. Posiblemente lo más entretenido e imaginativo de este juego.
Para finalizar, estimado seguidor, le animo a que se deje seducir por el encanto de las vías con radios amplios, desvíos largos y alineaciones abiertas. Espero haberle contestado de forma útil. Saludos.
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