ALGUNOS CAPRICHOS EN EL RAW

En medio de la tormenta Filomena, ¿quién pone ahora los nombres a los fenómenos atmosféricos?, me he dedicado a seguir con la construcción del tercer módulo del RAW. Afortunadamente, antes de que Filomena nos cubriera de nieve, me habían llegado algunos encargos que he podido incorporar como las cerchas de los edificios, los rótulos del RAW y algunas cosillas más.


La letra de los rótulos es una adaptación de la gótica moderna intentando imitar a la que se utilizaba en los años 30. He alargado el tipo para el rótulo con el nombre completo, dejando para el comprimido un tipo un poco más corto. Tras grabar y pintar me han causado muy buena impresión y creo que quedan bastante bien. 


El fondo del cartel presenta una granulometría muy interesante que simula la del hierro colado. Al pintarlo de negro óxido se asemeja mucho a este material. Las letras en color acero resaltan lo suficiente.

Como parece ser que con esto del Brexit los productos ingleses se retrasan, me encuentro a falta de unos desvíos para mi tercer módulo, por lo que he aprovechado para diseñar y montar un carro transbordador que debe ir en el interior del edificio principal. Los carros transbordadores de los años 30 no eran exactamente iguales a los de ahora, por lo que no es posible encontrar en el mercado uno que pueda adaptarse. Esta circunstancia me llevó a diseñarlo a mi criterio, como se puede ver en estas primeras pruebas.

El edificio está previsto para dar servicio de mantenimiento a los automotores de las series 137 que estaban compuestos por dos unidades, una motora y otra remolque, por lo que me puedo permitir este capricho en vez de utilizar grúas de elevación como en el primer módulo. Por otra parte, me reconcilia conmigo mismo sirviéndome como homenaje o recuerdo de la estación de Bastilla y sus carros transbordadores, que siempre me han parecido fantásticos.

El foso cubre, en principio, dos de la tres vías interiores de este taller de mantenimiento. Al desplazarse el carro, la vía 1 queda enfrentada hacia uno de los ventanales del fondo del edificio. No descarto, en un futuro, incluir una salida posterior hacia un nuevo módulo por lo que podría llegar a utilizarse también en esa hipotética vía.


El carro, teóricamente, consta de un motor central que engarza un piñón sobre una cremallera. A cada lado del mismo, tres pares de ruedas macizas facilitan el deslizamiento por medio de unos carriles guía. En cada eje de las vías, coincidiendo con el carril guía inferior, se encuentran unos cojinetes situados a la altura de los pares de ruedas extremos. Su misión es facilitar el desplazamiento equilibrado del carro. Se puede acceder a los mismos por medio de una trampilla. Cuando el módulo esté terminado, el carro se moverá tanto manual como eléctricamente. De momento, estamos en fase de pintura.

Y así, mientras gran parte de España se queda paralizada en medio de la nevada, con los hospitales inaccesibles, las carreteras cortadas, los aeropuertos cerrados y los trenes inhabilitados, ejemplo de mala gestión del transporte, forzosa y afortunadamente, debemos seguirnos entreteniendo atendiendo los dictados de unos gobernantes que nos aconsejan no salir de casa porque, amigos, esto no es Finlandia. En vez de anticiparse y activar las escasas emergencias cagando leches y trabajando a tope, se espera a que caiga toda la nieve del mundo para justificar que no se puede hacer nada. Las notas en matemáticas son solamente un aviso de todo lo que nos diferencia. Si lo llego a saber, me pido un Sherpa para Reyes.

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