Mi paso por la Renfe en H0 ha sido efímero y frustrante. La carencia de locomotoras a vapor, unida a la escasez de modelos de coches y vagones de época III, que he ido alargando en una especie de misión desesperada para no dar el carpetazo final a mi maqueta española, ha terminado por dar el único resultado posible, el adiós cuasi definitivo. Ni la inclusión de determinadas locomotoras de la primera parte de la época IV ha sido capaz de mantener mi ilusión por seguir con este material.
Debo reconocer que el modelismo español sufre un momento de dificultad importante. La inactividad de Ibertren, la nulidad de Hornby-Electrotren, incapaz de sacar modelos nuevos correctos o de modernizar y mejorar los antiguos, la buena voluntad de K-Train, desgraciadamente contrarrestada por unos modelos conceptualmente anticuados, las reproducciones en plástico por Ómnibus Models de modelos ya fabricados en latón o la escasa, y no siempre acertada, producción de Mabar, no dan para lanzar cohetes y mucho menos para ganar aficiones si prestamos atención a algunos de esos modelos.
Según ha ido pasando el tiempo me he apercibido de la enorme dificultad de ser aficionado al modelismo ferroviario en este país. No es solamente el no poder disponer de fabricantes nacionales medianamente solventes técnicamente, con capacidad de gestión y control de sus productos, que no ya de fabricación puesto que toda se efectúa en China, -valgan como ejemplo algunos de los últimos modelos fabricados recientemente en donde he podido observar deficiencias de rodaje, de pintura, piezas desaparecidas, plásticos de mala calidad, decoder fallidos, etc- sino que el precio de los productos de estos fabricantes es muy parecido al de otros extranjeros que ofertan modelos de calidad, modernos y muy bien realizados. Parece que ser aficionado a los productos patrios es estar dispuesto a ganar la medalla al sufrimiento por el modelismo. No es mi caso.
Sinceramente, lamento muchísimo tener que escribir estas líneas pero no creo que el conformismo haya servido nunca para nada, y menos para solucionar una situación problemática. Argumentar que todo el mundo se equivoca, que los controles de calidad deben mejorar, que es lo que hay, que esto o nada, solo me demuestra el escaso interés real sobre esta materia por mucho que se llenen páginas y bocas de palabrería. Hace unos meses el representante en Francia de ese conocida marca británica que también fabrica para nuestro mercado nacional tuvo que reconocer problemas de fiabilidad en sus productos. Aquí se les disculpa, e incluso se les defiende.
Tampoco me parece aceptable, esa justificación de culpar a la afición del estado del mercado con el argumento de que quieren cosas muy bien hechas a precios bajos. Si los aficionados compran marcas extranjeras y se venden será por algo diferente al precio. Puede que sea por la relación calidad precio.
Evidentemente, ni todos los aficionados disponen del mismo nivel de gasto, ni todas las piezas deben ser exclusivas y caras. De lo que se trata es de exigir que, ya que el producto nacional nos cuesta lo mismo prácticamente que el extranjero, la calidad sea también la misma.
Es la falta de calidad lo que me impide seguir comprando modelos de renfe a escala H0, no el precio, y, seguramente, existirán otros aficionados que, como yo, en vez de tener una excelente colección de modelos de renfe, la tendremos de otras administraciones. Lamento, insisto, en tener que decirlo pero hay que recurrir a modelos artesanales para poder contar con algo digno. Eso sí que encarece la afición para muchas personas. El aficionado medio se merece una producción digna y con un precio acorde a la calidad normalmente exigible en cualquier país europeo.
En mi breve paso por estos campos abandonados o en barbecho, abonados con una gran cantidad de detritus modelísticos, he tenido la suerte de encontrar la senda de dos grandes modelistas, Carlos Lacalle y Fernando Díaz, a los que me he agarrado con la desesperación del náufrago que se encuentra una barca. En un mundo modelístico digno de La Carretera de Cormac McCarthy, sus producciones, que yo denomino cariñosamente "Lacallitos" y "Fernandines", me van dando todas las satisfacciones que los demás me han negado. Gracias a sus modelos, puedo mantener latente mi Renfe H0 mientras, como si de una obra de Beckett se tratara, me quedo esperando al tal Godot por si aparece con algún modelo que pueda encajarme.
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ResponderEliminarEstimado seguidor Anónimo , le agradezco su comentario aunque me parece que se ha equivocado de persona, si usted sigue mi blog verá, a lo largo de mis múltiples entradas, que no he demostrado ser un talibán y mucho menos un cuentarremaches . Sinceramente, no sé de dónde saca usted esos apelativos.
ResponderEliminarHe procurado ser bastante respetuoso tanto con las empresas como con las personas que de un modo u otro se dedican, a esta afición para unos y a ese trabajo para otros. Este respeto no es incompatible con que, de forma educada y sin faltar a nadie, exprese mi opinión libremente en mi blog. La opinión personal de un aficionado que no pretende representar a nadie y que paga religiosamente, como un talibán, lo que se le pide por cada modelo con moneda de curso legal, no devaluada, muy cuentarremachada y ganada muy honradamente.
Como Neruda confieso que he vivido, y mucho, lo que me permite tener una opinión bastante concreta de las cosas porque he aprendido a comparar desde hace mucho tiempo y, en consecuencia, a distinguir lo bueno de lo malo con una relativa facilidad, digamos por comparación "científica".
Si en algún caso he criticado algún modelo o marca, creo que lo que he dicho es demostrable y nunca he faltado a la verdad, le guste, o no, al fabricante o a sus amigos y allegados. Negar la evidencia no conduce a ninguna parte y es la forma más segura de perder la profesionalidad y el buen hacer que debe llevarse a cabo en cualquier trabajo. Comprendo que en una sociedad acostumbrada a justificar los errores y la torpeza esto suene raro, pero no es justificable.
Respecto a lo que me comenta de los moldes y hacerlos de nuevo, creo que no me ha entendido. Me refiero a cambiar moldes antiguos, de los años 70 y 80 del siglo pasado. No que tengan un error. Y me reitero en lo que comentaba en esta entrada, como pago en moneda legal y europea, con el mismo valor en toda la Unión, quiero que la misma calidad que me da el fabricante extranjero me la de el fabricante nacional.
En cualquier caso, como para mí esto es una diversión y un entretenimiento, quedo a su disposición para tomar una cerveza o un café y explicarle, personalmente, el porqué de mis razonamientos si a usted le viene bien. Quizás llegando al meollo de la cuestión podamos entendernos.
Saludos.
Pues yo estoy de acuerdo con el editor de este blog. Es este país es complicado ser aficionado al modelismo ferroviario, en escala als H0 y no digamos ya en escala N.
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