CONVERSACIONES EN LA ESTACIÓN. (I)

ENTRE EL ARTE CONCEPTUAL Y LA HIPERREALIDAD. 

Muchas de mis aficiones las comparto con Lele Contino, esa especie de alter ego que me acompaña, aunque no siempre estemos de acuerdo en todo y cada uno tenga sus opiniones particulares. Me ha parecido oportuno darle un nuevo giro al blog introduciendo conversaciones con distintos amigos. Ofrecer otra perspectiva sobre temas relacionados con el modelismo ferroviario en sus diferentes opciones. Comienzo con el que tengo más próximo que, como no podía ser de otra manera es Lele y que, posiblemente, será el que más aparezca en estas entradas. Permitidme que os cuente una conversación que hemos mantenido. 

En este aparente (¿y definitivo?) final de la pandemia y con la posibilidad de volver a reencontrar nuestros lugares comunes, hemos decidido tomar café (la edad nos pasa factura y ya quedan muy lejos las noches y amaneceres con líquidos más sugerentes) en algunas de nuestras estaciones míticas y charlar sobre el modelismo, que es lo que más nos gusta. Comenzamos debatiendo cúal debería ser la primera estación que deberíamos volver a visitar para dar un cierto empaque a este nuevo apartado.

Casi todas las estaciones de ferrocarril han sucumbido a la modernización que la sociedad actual demanda, llenando de tiendas, rampas y ascensores, los pasillos y escaleras que antes se utilizaban para circular. 

Los cafés de las estaciones ya no son lo que eran,  encontrar uno agradable para divagar cómodamente sentado es tarea algo difícil. Lejos quedan aquellos años en que entrar en uno de estos cafés era penetrar en un remanso de tranquilidad y sosiego donde reponer el cuerpo. Allí se podía comprobar horarios, consultar Guías y esperar los enlaces correspondientes, atendidos por unos camareros agradables y sin que nadie hiciese foto tras foto con el móvil.

Partiendo de estas premisas se puede entender que no nos va a resultar fácil encontrar el lugar adecuado. Asumimos que algunas de estas conversaciones deberemos realizarlas en cafés próximos a las estaciones para que no nos importunen con selfies, maletas, carros, bicicletas, procesiones de infantes, colegiales adolescentes, grupos tumultuosos de la tercera edad, turistas occidentales accidentados y orientales desorientados, colectivos de toda índole, voluntarios recogefirmas, movilógrafos de paso acelerado  y otros varios. (Un movilógrafo es un individuo provisto de móvil que va filmando o haciendo fotos sin dejar de andar).

Decididos pues a dar un impulso a esta nueva idea, parecía lo más oportuno formalizar nuestro primer debate en el marco de una estación belga. ¿Qué otro lugar se podría elegir más institucional? De las estaciones belgas, Amberes. Esta es una estación conocida por aparecer en películas, series y fotografías dada la arquitectura muy particular que aún mantiene. Todavía dispone de un café medianamente tranquilo en el que se intuye el viejo esplendor.

TM: -Quería comenzar esta serie de charlas en una estación que sin ser de las más famosas tuviera todavía una cierta dosis de encanto. ¿Qué te parece?

LC: -Pensaba que empezaríamos en París o en Milán. Me parece bien, un guiño europeísta. ¿No?

TM: -No. Es que de aquí me voy a Aix la Chapelle a comprar una locomotora. Me sale el billete gratis. Pero empecemos. Posiblemente durante estos meses de encierro hemos visto más maquetas ferroviarias que nunca, ¿no crees? 

LC:-¿A Aachen? estás fatal. Sí, gracias a YouTube, pero buenas, buenas, pocas. Aunque si es cierto que he notado una cierta tendencia a incorporar el paisaje de forma más acertada. El aumento de productos comerciales fáciles de colocar: plantas, flores, hierba, no cabe duda que ayuda a dar un toque más realista a muchas maquetas. Unido a edificios con menos aspecto de plástico, contribuye a dar una mayor intención de autenticidad a la hora de reproducir espacios. 

TM:-Efectivamente, parece que, aunque lentamente, se ha ido entendiendo que el modelismo de atmósfera es algo imprescindible en una maqueta. Otra cuestión es qué entiende cada uno por modelismo de atmósfera. Lo que quiero proponerte es otra cosa. He pensado algo que nos pudiera resultar interesante debatir. El arte conceptual frente a la hiperrealidad en las maquetas, ¿que te parece?

LC:- Un poco duro para empezar una serie de conversaciones. Pero me parece curioso. Vas a defender la hiperrealidad, supongo.

TM:- Al contrario. Te voy a sorprender defendiendo el arte conceptual. Los orígenes del modelismo. ¿Cómo jugábamos con los trenes cuando éramos niños? Tendiendo las vías en el suelo. Los túneles discurrían por debajo de los sillones, los ríos eran las cenefas que rodeaban las habitaciones y solamente disponíamos de tres o cuatro elementos básicos: estación, paso a nivel, puente o túnel, semáforo, como únicos referentes constructivos. Todo lo demás nos lo imaginábamos. Pero lo esencial, las vías, los trenes, sí eran reales. Estaban ahí, el único motivo verdadero. Puro arte conceptual.

LC:-De acuerdo, te lo voy a aceptar. Pero no se te puede olvidar que en cuanto fue posible lo primero que hicimos todos fue crear un espacio paisajístico en donde encajar esos túneles, ríos, estaciones, en un tablero. Desde aquellas maquetas esquemáticas de los manuales de los fabricantes, hasta las modernas reproducciones de lugares concretos, esas que nosotros llamamos hiperrealistas, han pasado casi cuarenta años para hacerlas llegar al gran público. Y aún así, no es el tipo habitual para la mayoría de los aficionados, que no utilizan sus maquetas con un concepto de explotación sino como un entretenimiento. Una forma de seguir jugando con el tren eléctrico más sofisticada, pero juego al fin y al cabo. Me resulta curioso que tú, que tanto defiendes el modelismo de atmósfera, ahora me vengas con el conceptualismo.

TM:- No tienen porque ser antagónicos. Te pongo un ejemplo. Piensa en una maqueta en donde todo el paisaje sea blanco, los edificios que están perfectamente representados a escala también, lo único con color es la vía y los trenes. Lo fundamental. Lo demás es simplemente el decorado que acompaña. Si eliminamos los colores del decorado observamos el objeto elegido en su máxima expresión. Es como una vuelta a esos circuitos de nuestra infancia que te comentaba antes. Si, además, optas por descomponer en formas geométricas todo aquello que no sean edificios o elementos urbanos, el suelo podría quedar representado por planos acotados, los árboles y las plantas por composiciones geométricas que los representaran. Ni siquiera esto que te propongo es nuevo. Se pueden encontrar cientos de maquetas arquitectónicas construidas de esta manera, porque en ellas, como en las nuestras, lo único importante es el objeto que se presenta, resultando todo lo demás accesorio, pero necesario, para cuantificar la magnitud de lo expuesto.

LC:-Eso me recuerda aquella fotografía que titulaste Nieve, o algo así, donde aparecía un tren sobre un decorado blanco.

TM:- Bueno, aquello era otra cosa. Se trataba de jugar con el fondo de la fotografía sin más. Esto es distinto, es asumir las vías y los trenes como los únicos elementos destacables en las maquetas. La esencia misma del asunto. Miras y ¿qué ves? Las vías. Los trenes desplazarse. ¿No es lo que quieres ver? El resto está conceptualizado. ¿Hay estación? ¿Hay almacenes, andenes, pasos a nivel, semáforos, farolas? ¿Hay de todo lo que quieras colocar? Si quieres lo hay. Neutro. Blanco. ¿Quieres destacar un elemento en concreto?  Puedes hacerlo.

LC:- Si admites que puedes destacar un elemento, deberás acabar admitiendo que puedes destacar todos. Con lo que volveríamos a las maquetas de siempre, más o menos realistas. Incluso estoy dispuesto a admitir que hay una concepción realista del modelismo que ya es un exceso porque, al contrario que en tu propuesta, en muchas maquetas se da más prioridad a un paisaje relleno con temas anecdóticos, tipo ferias, que con sabor ferroviario. Todas esas cosas que venden y encantan a niños y mayores. La playa con los bañistas, los bomberos, el Tour de Francia y tantas cosas más. El equilibrio entre continente y contenido que se precisa para hacer que una maqueta parezca real, como sabemos, es muy difícil de lograr y escaso de encontrar.

TM:- Cuando te digo lo de destacar, tampoco se trata de que todo sea blanco. Todos los elementos ferroviarios necesarios para una explotación correcta pueden tener color. Se trata más bien de diferenciar lo imprescindible de lo accesorio.  Estoy de acuerdo contigo en que existe un exceso de escenas no ferroviarias en muchas maquetas. Tampoco se trata de que todas las maquetas sean realistas o hiperrealistas. El hiperrealismo siempre lo he visto más adecuado para los dioramas que para las maquetas funcionales. Otra cuestión es la reproducción muy aproximada de paisajes o entornos concretos en esas enormes maquetas de exhibición. Pero cada una tiene su público, aunque no se ajusten a nuestro concepto estético más acorde con esas buenas maquetas inglesas, francesas, belgas, alemanas, italianas, hasta alguna polaca. Las americanas ni nombrarlas, es otro mundo. Tenemos que hablar de esas en otro momento. De los buenos modelistas también.

LC:- Ah, sí. También ahí deberíamos diferenciar a las construidas por profesionales o por aficionados. Porque no es lo mismo disponer de un equipo de trabajo profesional con el utillaje e instalaciones precisos, que ser un señor que lo hace todo por sí mismo en su casa. Aunque tenga un espacio y unos medios adecuados. Hay una diferencia enorme.

TM:- Claro. Para mí el mérito que presenta una maqueta corresponde al conjunto completo desde la planificación hasta su funcionamiento en explotación. Que de alguna manera, al verla, te haga interesarte por la historia completa de su creación. El porqué, el cómo y el para qué. Desde la elección del motivo a la del material. Esa sensación que te sumerge en la maqueta. Es cuando llegas a apreciar su calidad de una manera absoluta y a valorar la capacidad artística del maquetista. Su sensibilidad, esa sensación de empatía que trasciende cuando la observas. Algo que también podría reconocerse en una maqueta conceptual.  

LC:- ¿Quieres hacer una maqueta conceptual?. La hacemos. No tendrás éxito, será única, porque los fabricantes seguirán con sus productos coloreados, los aficionados también y, como mucho, podrás encontrar a algún desesperado que te siga, incapaz de dar tres brochazos sin ponerlo todo perdido, para el que serás un maestro. Un experimento conceptual a estas alturas de la vida, Villefranche la Blanche ¿podría ser? Je, je, je.

TM:- No digo que la montemos, tenemos muchas cosas pendientes para meternos en una maqueta nueva. Es un intercambio de ideas, una propuesta, algo diferente para variar, que no sea siempre hablar de escalas, calcas, pestañas, reproducciones de modelos, etc, etc. Surrealista, como corresponde a mi querido Magritte, belga como esta estación. Por cierto, la obra de Magritte se clasificó como realismo mágico. ¿Como clasificarías tú mi propuesta? ¿Ves una aproximación, una influencia? Qu'est ce que je sois?

LC:- Ah, caro amico. Bellissimo. De realismo variabile riprese al bianco. No sé lo que te diría Magritte, pero yo podría definirlo como la superposición de la cáscara del huevo cósmico sobre un paisaje nocturno viajando en coche camas. Ja, ja, ja.

TM:-Muy gracioso. Olvidemos el surrealismo pues. Volvamos a la realidad.  Paga los cafés y vámonos que perdemos el tren.

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