Fotografía de Boutique Régions & Compagnies |
¿Qué estación elegir? Podría ser perfectamente esta estación de Regions y Compagnies que tiene la prestancia necesaria para ser la estación de mi población ficticia. No excesivamente grande pero con el suficiente empaque para un población termal. Con las dos marquesinas de anden que acompañan al kit se podrían montar unos andenes muy interesantes.
Volviendo a la Place de la Gare, enfrente de la estación y cerrando el cuadrado, nos encontramos con el Hotel y el Café de la Gare, ambos propiedad de Emily Delafontaine, toda una institución en la localidad. Difusora de toda clase de novedades y noticias, sus tertulias de las tardes de los jueves mantienen en alto la bandera del feminismo republicano local. Obviamente las esposas de los jugadores de belote son imprescindibles en estas soirées, en las que posiblemente se organiza la política local en mayor medida que en las salas de la Mairie.
La incorporación del Balneario al conjunto de estaciones termales de la zona ha sido y es la preocupación fundamental de M. Louis Charles de Pontigny-Chantal, alcalde hereditario y vitalicio de la localidad, ya que dicho centro se encuentra en unos terrenos que, a diferencia de otras de sus propiedades, nunca aportaron beneficio económico alguno a su renta.
Si el buen borrachuzo de Armand “la Bouteille” no se hubiera caído a un pozo en el monte y su mujer, preocupada por su desaparición, no hubiera obligado a su cuñado Pierre Chevignon, cabo de la gendarmería, a buscarlo, jamás nadie se habría interesado por el manantial de agua caliente oculto bajo el Puy du Chantal, paraje conocido por los lugareños por un penetrante y pestilente olor producto de un fétido venero que inunda un humedal lleno de pozas al que solamente acuden las cabras a rumiar sus malas hierbas.
La búsqueda frenética comandada por el cabo Chevignon, dió como resultado la localización y reincorporación al mundo de los vivos del pobre Armand, más limpio de lo que nunca había estado, con un color propio de una gamba roja tras haber caído en una de las pozas y estar infusionado en agua casi hirviente durante varias horas. El doctor Fagot de la Littrerie, tras reconocerlo, admitió la benéfica acción de las aguas, no tanto por limpiarle la mugre que podía arrastrar de nacimiento como por el efecto sulfabicarbonatado que eliminaba el hediondo olor de boca del susodicho Armand, y en charla íntima con el alcalde valoraron la posibilidad de comenzar un hermoso y lucrativo negocio a la sombra de los castaños en flor. Acababa de nacer el balneario de Pontigny.
Una estación termal, una planta embotelladora para las aguas gasificadas y una denominación de origen para los quesos que fabricaba Jean Luc Proison, el cabrero - pero que ahora bajo el nombre de Fromage du Val de Villefranche - podría distribuir la agraciada señorita Marie Louise de Pontigny, prima y algo más del señor alcalde, conforman la triangulación industrial del nuevo desarrollo local propiciado por la construcción del balneario.
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Con esta operación urbanística el alcalde ha obtenido unos pingües beneficios, llegando a estar en posición de aspirar a un puesto político relevante, además de rentabilizar el suelo improductivo y retirarle la ayuda de mantenimiento a su prima, que cada vez era más dada a prácticas excéntricas y gastos suntuarios, sustituyéndola por un sueldo a cargo de la nueva industria láctea local.
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El doctor Fagot consiguió la dirección del balneario y su esposa la gestión de la planta embotelladora y, de paso, se le restó fuerza a la reivindicativa Emily Delafontaine al incorporar al mundo empresarial a dos de sus seguidoras.
Una jugada maestra digna de un Presidente de Gobierno, afirmó el doctor Fagot apurando una copita de Verveine extra de Velay, excelente digestivo, fórmula original de Joseph Rumillet-Charretier, herborista de Le-Puy-en-Velay. Este Licor de hierbas del Alto Loira, es recomendable beberlo tras varias degluciones de râpée. Lo aconsejo para aquellos que degusten la ligera gastronomía de la zona.
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En estos entrañables lugares de la dulce Francia también existe una iglesia. En Villefranche el cura es el Peré Perignón que lleva toda su vida a cargo de la diócesis. El monaguillo/sacristán Laurent, se parece en demasía al padre Perignón, es hijo de su ama de llaves, Amelie Confleur, y las malas lenguas anticlericales le atribuyen un nacimiento divino al ser de padre desconocido, asignándole el mote de “Filseigneur”, por el que atiende habitualmente.
Otros personajes locales se irán incorporando a esta aventura modelística en función de su concurrencia con los aspectos puramente ferroviarios de esta maqueta. Desde M. Turbillon, el jefe de estación, hasta Jean Claude Parmentier, más conocido como Clo-Cló el guarda agujas siempre cansado, pasando por los gendarmes, los mecánicos y las buenas gentes del lugar que utilizarán los trenes para desplazarse, enviar y recibir mercancías, cartas y paquetes, así como recibir a los foráneos, parisinos algunos de ellos, que han descubierto las saludables ventajas del agua local y la belleza de la zona. Las ocurrencias habituales de las personas de ciudad que creen que el campo es sano.
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Y una vez conocido el ámbito en el que se va a desarrollar nuestra actividad y con los correspondientes permisos de las autoridades, comenzaremos la construcción de nuestra estación y sus aledaños tras terminar el Raw que nos mantiene ocupados hasta ahora. Como llevará su tiempo, espero que podamos verlo todos ya desde fuera de nuestras burbujas pandémicas.
Une idée du Trainálamain et Lele Contino.
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