A estas horas debería estar recorriendo los fiordos tras haber tomado el tren de Flamsbana. Gracias a la pandemia ese viaje ha sido postergado "sine die"y me debo consolar viendo su reproducción en H0.
Curiosamente, debo sentir la misma frustración que unos cuantos millones de borrachos europeos que no podrán hacer el bestia en nuestro país para desgracia de nuestro sector turístico, motor de una economía basada en sol, copas y playa, en lugar de investigación, industria y cultura. Así nos va, así nos irá.
Curiosamente, debo sentir la misma frustración que unos cuantos millones de borrachos europeos que no podrán hacer el bestia en nuestro país para desgracia de nuestro sector turístico, motor de una economía basada en sol, copas y playa, en lugar de investigación, industria y cultura. Así nos va, así nos irá.
Es, por tanto, momento para disfrutar de los trenes de otra manera. En mi caso, aprovechando mi afición más antigua que es la lectura. Se da la circunstancia de que he ido reservando algunas obras sobre el mundo del ferrocarril, previendo lo que está ocurriendo este verano. La casualidad ha hecho que se hayan publicado algunos títulos que esperaba y que creo imprescindibles y/o curiosos. Veamos:
Resulta imprescindible el Tomo VII (1ª parte) de la obra de Fernando Fernández Sanz sobre el Vapor en la Renfe. Tras haberlo ojeado me parece de lo mejor que ha hecho.
Una nueva edición sobre la Estación de Bastille y la línea de Vincennes de Didier Leroy en el quincuagésimo aniversario de su cierre. Con su habitual calidad documental, editado por La vie du rail. Esta es una línea para mí desconocida, no llegué a tiempo de poderme trasladar en sus coches, pero siempre me resultó atractiva por su trazado y la singularidad de su estación parisina.
Para leer, dos curiosidades sobre el Orient Express: Una el librito ya conocido de Edmond About sobre el primer viaje del Orient Express, editado por Confluencias en 2018 y dos, Orient Express, el tren de Europa de Mauricio Wiesenthal, una obra entretenida con detalles interesantes, entre ensayo y ficción, que puede resultar agradable de leer acariciado por la brisa del mar.
Un verano, en fin, de proximidad y aislamiento. Disfrutemos de la lectura en el mar y/o la montaña si es que nos movemos, pero no nos excedamos llevándonos el taller a la playa. En fin, allá cada uno.
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