LA LÍNEA LEOPOLDA, DE FLORENCIA A LIVORNO.

Si la afición por los trenes eléctricos ha sido, y es todavía, una constante en mi vida, siempre ha sido superada por mi afición a la lectura. Unir ambas aficiones no es tarea fácil. Es cierto que existen muchas publicaciones sobre trenes, pero no es tan numerosa la buena literatura de viajes en tren o con motivos relacionados con el mismo, más allá de novelas cuya acción transcurra en un tren.  Este es uno de esos raros libros en los que el tren es el hilo conductor de la obra y no habría obra sin el tren.

Se trata de un pequeño librito de Carlo Collodi (el autor de Pinocchio) titulado "La Toscana en tren de vapor", que ha editado Gadir hace ya unos años. No es una guía, no es una novela, pero es altamente aconsejable para todos aquellos que viajen por la Toscana, como debe hacerse, sin prisas y con múltiples paradas. Una novela-guía humorística como se autodefine.


Uno de los placeres de viajar es disfrutar de lo que te rodea con calma y serenidad, para lo que es imprescindible leer, comer, beber, hablar, reír, caminar, sentarse, contemplar. Son cosas que requieren un tiempo lento, incompatibles con el turismo de fin de semana y/o de masas, pero que acaban por modificar nuestros hábitos y costumbres haciéndonos más razonables, más tranquilos, un poco más cultos y mucho más universales. 

Esta obra cumple con esas expectativas, permitiéndonos entrar en una Toscana decimonónica que, aunque ya pueda parecer que no existe físicamente, todavía pueden encontrarse restos en algún café,  plaza,  fuente o logia. 




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