MENOS QUE UNA MAQUETA, MÁS QUE UN DIORAMA (1)

Uno de los grandes problemas del modelismo es la consabida falta de espacio. Pero no solo del espacio para nuestra maqueta, también y muy necesario es el que necesitamos para guardar y colocar todos aquellos modelos que por  imposibilidad física y mental, ya no pueden, ni deben situarse sobre nuestra maqueta. Dejo aparte el volumen que ocupan las cajas de todos estos modelos, que habitualmente guardamos debajo de las plataformas de la mejor manera posible.

La primera solución para estos problemas consiste en tirar de pared y empezar a colocar estanterías para ordenar y ver todos nuestros coches, locomotoras, y vagones. Cuando las paredes ya repletas se acaban, se empiezan a desalojar cajones para guardar ¿cuidadosamente protegidos? aquellos modelos que menos nos atraen visualmente o que corresponden a una determinada Época, Administración, etc.

Estando envuelto en estos problemas, comentaba con Lele Contino, la dificultad de encontrar una ubicación que me resultara aceptable para mis automotores de la DRG. Aunque ya disponía de un espacio en el piso inferior de la maqueta no me resultaba excesivamente agradable a la vista, si  bien las entradas y salidas no originaban ningún problema.

Planteando varias soluciones, la ideal sería poder disponer de un Raw, como el de Wittenberge, pero habría que hacerlo partiendo desde cero ya que con esas dimensiones no había nada hecho. Tiramos de papel y lápiz para calcular, grosso modo, el tamaño y vimos que con una longitud entre los 3 y los 3,5 metros podríamos hacer algo lejos de la realidad pero asumible visualmente. El problema era que con esas dimensiones no se podría unir a la maqueta. Bueno¿ y por qué no darle vida propia?

La casualidad hizo que yo dispusiera de unas plataformas para módulos que medían 1,20x0,40 metros para una estación sobre los ferrocarriles Rheticos que nunca hice, lo que simplificaba la primera parte del trabajo. Si nos ateníamos a estas dimensiones podríamos disponer de una superficie de 3,60x0,40 metros cuadrados. 

El resultado sería un maqueta de estantería de exhibición con un edificio principal, el de mantenimiento de los automotores, y otros secundarios para conformar el entorno.

La documentación que poseía sobre el Raw de Wittenberge en la época de la DRG no era abundante. Todo lo contrario. Disponía de las dos fotografías conocidas ampliamente y, a partir de ahí, comencé a buscar información mientras nos dedicábamos a hacer aproximaciones y cálculos sobre dimensiones, utilizando las fotografías disponibles, alguna aérea, pasando por diversas publicaciones sobre este tipo de instalaciones y los procedimientos de explotación de las mismas. La zona fue dañada en la II WW, por lo que hubo de reconstruirse y no nos quedaba claro si las fachadas eran las originales en todos los casos o no.

Wittenberge forma parte de la Línea Hamburg-Berlín, situada en Brandeburgo, los edificios principales fueron construidos a partir de mediados del siglo XIX siguiendo el orden clásico alemán con ladrillo visto en edificios auxiliares y sillares en el principal. En 1920, la DRG renombra los talleres ferroviarios existentes como Raw. A partir de 1930, en una nave exterior, se realiza el mantenimiento de los automotores de alta velocidad. Éste es el edificio que nos interesa para el proyecto. Las fotografías que dispongo de la fachada actual la muestran excesivamente funcional y muy poco atractiva. He optado por rehacer la fachada exterior con un diseño que, encajando con el interior, sigue los modelos arquitectónico más racionalistas. Posiblemente pudiera considerarse Arte Degenerado, pero me gusta.

El interior del edificio principal se ha diseñado acorde a las fotografías disponibles de la DRG. Las dimensiones se han acortado en longitud. Originalmente hicimos tres diseños, uno con las dimensiones reales, y otros acortados de diferente tamaño. Decidimos adoptar el intermedio por una cuestión de estética, ya que el más parecido al real quedaba demasiado alargado y, al tener limitado el ancho disponible a 0,40 metros, desvirtuaba el complejo que había que montar. También barajamos la posibilidad de variar el interior pasando de dos a tres vías, pero tampoco nos sedujo esta solución dejándola reservada para una futura nave. 





Ya definido el conjunto, levantamos planos y encargamos el corte. Los muros de la nave que conforma el Raw son dobles, con una cámara entre ellos para facilitar la instalación de los cristales y de las conducciones eléctricas para iluminación. Los puentes grúa no pueden disponer de movimiento mecánico, aunque si situarse manualmente en cualquier punto de su recorrido dentro de la nave con el fin de poder cambiar las vistas. Estos puentes son fundamentales porque son los que dan el toque característico al conjunto. 

El primer montaje de todo este tinglado, lógicamente, correspondió a los puentes grúa ya que queríamos comprobar visualmente la sensación de verosimilitud comparándolos con los reales. Si no daban la impresión de ser auténticos no seguiríamos, pero tras su montaje y pintura, nos encantaron. Parecían los de las fotografías. Ahora ya era cuestión de seguir hasta el final.

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