ENSUCIAR, ¿HASTA DÓNDE?

Cuando nos planteamos patinar o ensuciar, como queramos llamarle, una locomotora, un coche o un vagón creo que debemos pensar en varias cosas antes de empezar a manejar los pinceles, el aerógrafo  o los polvos.

Una de estas cosas es que tipo de ensuciado vamos a hacer. En el uso normal de los vehículos se pueden encontrar zonas con más suciedad que otras por el desgaste del uso y la exposición a la intemperie, pero no se nos debe olvidar que se someten a un mantenimiento y una limpieza general. Por tanto, presentar los vehículos en estado herrumbroso y con una suciedad extrema solo se justifica en situaciones de abandono o de condena al soplete.


En la mayoría de los casos el envejecimiento de las cajas debe quedar limitado a una pátina muy suave que mate el exceso de brillo de los plásticos. La de los bastidores para dejarlos suavemente engrasados y empolvados. En los bogies dar un patinado que recuerde el calentamiento de los metales unido a una pasada de polvo en función del tipo de balasto utilizado.

No quiero decir con esto que no deban incluirse en la suciedad pequeños puntos de oxidación o de levantamiento de pintura, restos de cal, etc. Es problemático el mantenimiento en faldones, techos, rejillas, por lo que son puntos en los que la suciedad y el deterioro inciden más. Deben incluirse, pero sin abusar.



En otros casos debido al tipo de uso que se le da al material, sí que pueden producirse situaciones de gran suciedad, por ejemplo los vagones para materiales pulverulentos, líquidos grasos, etc, que pueden llegar a crear una capa que tape alguna parte, o casi por completo, la pintura original del vehículo.

Los deterioros producidos por el desgaste normal del uso en el exterior, a lo largo del tiempo, provocan un desvaimiento de la pintura. Es ese color degradado el que debemos intentar obtener por medio de la pátina. Esta situación es aplicable a todos los vehículos con independencia del material del que estén construidos. Las diferencias de intensidad de esta pátina sí que nos darán la impresión de realidad y nos permitirán diferenciar los vehículos aunque sean iguales.



En el caso de los vagones de ganado se produce esta perdida de coloración como consecuencia de los sucesivos embarques de ganado y las correspondientes operaciones de limpieza posteriores la desembarque. Aparecerán manchas, algún residuo, decoloraciones, etc, desiguales en todos.


Otra cuestión es que se quiera ensuciar como consecuencia del viaje en circunstancias meteorológicas adversas, y entonces la lluvia forme esos barrillos que ensucian frontales ventanillas, bajos, etc. Bueno, es una opción que puede utilizarse para alguna ocasión concreta, como una exhibición o un vídeo. Dejar pintados los vehículos para lluvia siempre, yo no lo haría, pero respeto todas las opiniones.

Ensuciar de forma correcta no es sencillo, es recomendable probar primero en piezas sin uso. También resulta más práctico para aprender utilizar pinturas al agua, de tipo acrílico, porque son más fáciles tanto de dar, es una técnica parecida a la de la acuarela, como de eliminar si nos damos cuenta de que nos hemos pasado. La utilización de óleos, ceras, polvos, requiere haber pasado ya esta primera fase de aprendizaje con una cierta nota.

El problema más frecuente, una vez que hemos aprendido, es la contención. Como siempre, hay que saber cuando hay que parar.


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