Una vez concluida la instalación de las vías, hay que proceder a colocar los edificios en su emplazamiento definitivo partiendo de la idea inicial. Las dimensiones de la maqueta, como me esperaba, me han obligado a modificar los volúmenes y la ubicación de algunos de ellos. Comienzo por fijar unos condiciones generales para dar uniformidad a la escena. Por ejemplo, estarán pintados de colores claros. El blanco va a ser predominante acompañado de un amarillo ocre. Es una combinación de colores muy corriente y que se ajusta perfectamente a mi idea de usar los colores claros para poder visualizar mejor los vehículos ferroviarios.
Mi idea de partida es colocar únicamente los suficientes para cubrir las rutinas habituales de un puerto. Los mínimos imprescindibles para recordar la actividad portuaria.
Comenzando por un extremo nos vamos a encontrar con un depósito de mercancías, una grúa de puerto, la estación de viajeros con un pequeño anden cubierto, tres edificios de actividades relacionadas con la pesca, las casetas de entrada, el edificio de la policía del puerto y un pequeño astillero para reparación, limpieza y calafateado de pequeños barcos.
Otros elementos a tener en cuenta serán las farolas, la valla de delimitación de la zona de carga y descarga, los camiones y otros vehículos, etc. Elementos de puerto como norays, defensas, y de pesca , redes, cajas, palets.
Los edificios ya están medio terminados. Tras unas pruebas volumétricas en cartón, los voy construyendo aprovechando materiales sobrantes de todo tipo: forex, cartulina, cartón pluma, plásticos, etc.
En principio no he querido recargar de construcciones la maqueta porque mi intención es ver los trenes, no esconderlos.
El más conflictivo ha sido el de la aduana/estación marítima. Se ha debido a dos causas, de un lado su ubicación en la maqueta por el tamaño y, por otra parte, la época. La ubicación real, en los años 50 y 60, era tras las vías que bordeaban el muelle. Era un edificio pequeño y aún así, al trasladar las dimensiones a la maqueta, me ocupaba demasiado espacio tapándome las composiciones. Quedaba en el centro y no me gustaba la perspectiva desde ningún ángulo.
Después de varios diseños de todo tipo opté por una decisión salomónica. Eliminé el pequeño edificio de la aduana antigua, pero mantuve un andén cubierto de forma similar a la que podía verse en la época que yo recuerdo. Monté un nuevo edificio de Aduana/Estación marítima, de creación propia, más moderno, situándolo entre las vías y el muelle con la intención de combinar las épocas III y IV sin excesivos problemas estéticos.
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